LECTURAS
- Amós 7, 12-15
- Salmo responsorial 84
- Efesios 1, 3-14
- Marcos 6, 7-13
Al
escuchar el Evangelio de hoy es fácil que algunos piensen: “estas indicaciones»
de Jesús van dirigidas los misioneros, los catequistas, los religiosos, o aquellos
pocos laicos que echan una mano en «tareas de la parroquia».
Pero ocurre que los evangelistas, al poner por
escrito las palabras de Jesús, no tenían delante una Iglesia ni un cristianismo
como el nuestro, con una historia y un
reparto de tareas y vocaciones muy
determinadas. Así
pues, los apóstoles, los Doce, representan en
los Evangelios lo que cualquier seguidor o discípulo de Jesús está llamado a
ser y a vivir. Nos lo ha dicho bien claro San Pablo (2ª lectura): “Dios
nos eligió en la persona de Cristo, para que fuésemos santos e irreprochables
ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus
hijos”. Es decir: que todo cristiano ha sido llamado en Jesús a
ser hijo de Dios... Esta es la vocación común propia de
todo bautizado.
Por
tanto, no vale que pongamos excusas: “Es
que no tengo tiempo; es que soy mayor; es que soy joven; es que tengo mucho que
estudiar; es que no estoy preparado. «Es que, es que» es la canción que más se
repite, y todo para quedarnos como estamos.
Unas líneas antes del evangelio leído hoy, el evangelista Marcos cuenta que
Jesús eligió a doce apóstoles, y los eligió “para que estuvieran con él,
y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar demonios».
Tenemos aquí los elementos que definen lo que es «ser cristiano o discípulo»: estar
con él y ser enviados:
Entonces y ahora, Jesús envía
a todos los que «están con él». Los envía de dos en dos, para que conste esta
dimensión comunitaria del Evangelio, y también para que se ayuden en las dificultades
que se irán encontrando por el camino. Van como "testigos" de lo que han
aprendido y de cómo ellos mismos han cambiado como consecuencia de su
relación con Jesús. Por ello, nos dice el papa Francisco: “Un bautizado que no siente la necesidad de proclamar el Evangelio, de anunciar a
Jesús, no es un buen cristiano”. Es lo que tanto nos repite el Papa: ser "Iglesia en salida", o el viejo lema nuestra diocesis en los años pasados de la misión: "Discípulos misioneros".
“Ellos salieron a predicar la conversión”,
termina diciendo el evangelio de hoy. La palabra “Conversión” significa «cambiar
la mente» para abrirse a Dios, para empezar a ser «otros»... tal como los
propios discípulos han experimentado.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EN COMPAÑÍA
Al
escuchar el Evangelio de hoy es fácil que algunos piensen: “estas indicaciones»
de Jesús van dirigidas los misioneros, los catequistas, los religiosos, o aquellos
pocos laicos que echan una mano en «tareas de la parroquia».
Pero ocurre que los evangelistas, al poner por escrito las palabras de Jesús, no tenían delante una Iglesia ni un cristianismo como el nuestro, con una historia y un reparto de tareas y vocaciones muy determinadas. Así pues, los apóstoles, los Doce, representan en los Evangelios lo que cualquier seguidor o discípulo de Jesús está llamado a ser y a vivir. Nos lo ha dicho bien claro San Pablo (2ª lectura): “Dios nos eligió en la persona de Cristo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos”. Es decir: que todo cristiano ha sido llamado en Jesús a ser hijo de Dios... Esta es la vocación común propia de todo bautizado.
Por
tanto, no vale que pongamos excusas: “Es
que no tengo tiempo; es que soy mayor; es que soy joven; es que tengo mucho que
estudiar; es que no estoy preparado. «Es que, es que» es la canción que más se
repite, y todo para quedarnos como estamos.
Unas líneas antes del evangelio leído hoy, el evangelista Marcos cuenta que Jesús eligió a doce apóstoles, y los eligió “para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar demonios». Tenemos aquí los elementos que definen lo que es «ser cristiano o discípulo»: estar con él y ser enviados:
Entonces y ahora, Jesús envía a todos los que «están con él». Los envía de dos en dos, para que conste esta dimensión comunitaria del Evangelio, y también para que se ayuden en las dificultades que se irán encontrando por el camino. Van como "testigos" de lo que han aprendido y de cómo ellos mismos han cambiado como consecuencia de su relación con Jesús. Por ello, nos dice el papa Francisco: “Un bautizado que no siente la necesidad de proclamar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano”. Es lo que tanto nos repite el Papa: ser "Iglesia en salida", o el viejo lema nuestra diocesis en los años pasados de la misión: "Discípulos misioneros".
“Ellos salieron a predicar la conversión”, termina diciendo el evangelio de hoy. La palabra “Conversión” significa «cambiar la mente» para abrirse a Dios, para empezar a ser «otros»... tal como los propios discípulos han experimentado.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EN COMPAÑÍA