sábado, 13 de junio de 2020

14 de mayo de 2020.Domingo del Corpues Christi


LECTURAS

  • Deureronomio 8,2-3.14b-16
  • Salmo responsorial
  • 1 Corintios 10,16-17
  • Juan 6,51-58
Toda la celebración de la Eucaristía es un tiempo sublime, “el culmen y centro de la vida cristiana”, la mejor oración, porque es el  encuentro con Jesucristo y con los demás cristianos.
 Seguir a Jesucristo es querer ser personas  como lo fue él, lo cual significa: ir moldeando nuestra vida y tomar  decisiones en el ámbito familiar, político, social,  económico, laboral,  guiados por lo que Jesús llamó el “mandamiento nuevo” donde él se nos propone como modelo y ejemplo a seguir: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Esta es la distinción del cristiano: amar, no de cualquier manera, sino como lo hizo Jesús, que fue capaz de dar la vida por todos nosotros.
En consecuencia, no se puede salir de misa como si no hubiera pasado nada. Celebrar la Eucaristía es comprometerse a ser para los demás. Una celebración de la Eucaristía compatible con nuestros egoísmos, con nuestro desprecio por los demás, con nuestros odios y rivalidades, con nuestros complejos de superioridad, no tiene nada que ver con lo que Jesús quiso expresar en la última cena.
  El día del Corpus es el “día de Cáritas”, en el que Jesús nos dice que miremos a nuestros hermanos menos favorecidos y  también nos dice: “dadles vosotros de comer”; es decir, compartir con otros más pobres  lo poco o mucho que tenemos y que entregamos a Cáritas, para que en nombre de todos, atienda a algunas familias de nuestra parroquia y  de nuestros barrios con más necesidad.