Las personas nos proponemos metas, proyectos que para llevarlos a cabo exigen medios, esfuerzo, renunciar a unas cosas optando por aquellas otras que consideramos más oportunas o necesarias. Así, un deportista que aspira y tiene posibilidades de una medalla olímpica, dedica años y muchas horas cada día a prepararse con tal de obtener la posible medalla.
Decidirse por seguir a Jesús es una opción de vida; consiste no solo en conocer la historia de Jesús como podemos conocer la historia de Alejandro Magno o Felipe II, sino que exige hacer propios los criterios y estilo de vida de Jesús antes que otros criterios humanos, dejando de lado realidades que, aun siendo buenas, sin embargo, son secundarias en relación a lo que nos propone Jesús.
En el evangelio de hoy escuchamos palabras en boca de Jesús que nos dejan descolocados. Sin embargo, posponer la familia y los amigos no significa desentenderse de ellos, ni despreciarlos, sino vivir la relación con ellos desde los criterios de Jesús antes que desde otros criterios humanos en los que, con frecuencia, predominan las apetencias egoístas o instintivas, o las propuestas de nuestro ambiente social, muchas veces marcados por el interés económico o ideológico.
Posponerse incluso a sí mismo significa que en nuestra vida están los criterios de Jesús por encima de los propios, dejando nuestro "yo" a un lado para poner en el centro a Jesús , quien nos dice "Amaos como yo os he amado".