LECTURAS
- Sabiduría 18,6-9
- Salmo responsorial
- Hebreos 11,1-2.8-19
- Lucas 12,32-48
En la vida encontramos personas de todo tipo: las hay que viven sin grandes planteamientos, sin otra preocupación que "ir tirando" y que los dejen en paz .Otras, por el contrario, tienen proyectos, se planean metas y ponen medios para conseguir aquello a lo que aspiran.
Cristiana no es solo la persona que ha sido bautizada y nada más, sino que tiene un gran proyecto, regalo de Dios, al que Jesús llama "Reino de los cielos", centro de su predicación y actividad misionera; en consecuencia, cristiana de verdad es la persona que camina por la vida haciendo propios los valores y actitudes de Jesús, verificados en un estilo de vida semejante al de Jesús, maestro y Señor.
Este regalo que nos hace Dios solo exige de nosotros fe y vigilancia. "Tened ceñida la cintura", una forma de decirnos: estar atentos y vigilantes siempre.
Con las tres pequeñas parábolas en el evangelio de hoy nos explica cuál ha de ser la actitud y comportamiento del que quiere ser y vivir como discípulo suyo. En definitiva, nos dice que cada uno realice su vocación concreta a la que ha sido llamado y sirva a los demás con buen corazón. Nos pide ser servidores de los demás, sabiendo que actuando así hacemos con seguridad lo que Dios quiere y espera de cada uno.
Cristiana no es solo la persona que ha sido bautizada y nada más, sino que tiene un gran proyecto, regalo de Dios, al que Jesús llama "Reino de los cielos", centro de su predicación y actividad misionera; en consecuencia, cristiana de verdad es la persona que camina por la vida haciendo propios los valores y actitudes de Jesús, verificados en un estilo de vida semejante al de Jesús, maestro y Señor.
Este regalo que nos hace Dios solo exige de nosotros fe y vigilancia. "Tened ceñida la cintura", una forma de decirnos: estar atentos y vigilantes siempre.
Con las tres pequeñas parábolas en el evangelio de hoy nos explica cuál ha de ser la actitud y comportamiento del que quiere ser y vivir como discípulo suyo. En definitiva, nos dice que cada uno realice su vocación concreta a la que ha sido llamado y sirva a los demás con buen corazón. Nos pide ser servidores de los demás, sabiendo que actuando así hacemos con seguridad lo que Dios quiere y espera de cada uno.