LECTURAS
- Apocalipsis 11, 19a; 12, 1.3-6a.10ab
- Salmo responsorial 44
- 1 Corintios 15, 20-27a
- Lucas 1, 39-56
La Asunción de María a los cielos tiene cierto parecido a la Ascensión de Jesús. En la Ascensión de Jesús se expresa que Jesús por su resurrección entra en la gloria definitiva de Dios como Dios y como hombre. La Asunción se expresa que María, la madre de Jesús, participa con toda la integridad de su persona (cuerpo y alma) en la gloria de Dios, indicando así que es la primera salvada por los méritos de Jesucristo, su hijo.
Es privilegio de María ser la primera criatura que participa de la salvación de Dios, pero al mismo tiempo, la Asunción es asigno y anticipo de lo que nos espera a todos los que creemos en Jesucristo, como bien nos ha dicho San Pablo: "Cristo resucitó el primero entre todos los muertos... Por Cristo todos volverán a la vida: primero Cristo como primicia, y después todos los que son de Cristo. Esto mismo nos lo enseña el concilio Vaticano II al declarar que "la situación gloriosa de María es imagen y principio de la Iglesia que habrá de tener su cumplimiento en la vida futura" (LG 68).
Por tanto, en la Asunción de María a los cielos se manifiesta y expresa que la vida de Dios y con Dios es el destino que espera a quienes quieren vivir como Jesucristo, del cual María es la primera creyente y seguidora.