LECTURAS
Isaías 49, 3.5-6
Salmo responsorial 37
1 Corintios 1, 1-3
Juan 1, 29-34
Cuando nos encontramos con una persona singular, sentimos curiosidad por conocerla y preguntamos quién es o de dónde viene. Hoy, en le evangelio es Juan bautista quien nos presenta Jesús, de quien dice que es un hombre lleno del Espíritu de Dios, que vive en comunión con el Padre, y lo dice con una expresión chocante para nuestra mentalidad actual: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", frase que repetimos cada vez que celebramos la Eucaristía y puede que digamos rutinariamente, sin saber exactamente lo que decimos. Con ello, afirmamos que Cristo es quien nos libere del pecado y de la muerte, como significaba para el antiguo pueblo de Israel aquel cordero que sacrificaban en la Fiesta de Pascua, y que evocaba y actualizaba la liberación de la esclavitud de Egipto.
Jesucristo entrega su vida en favor nuestro y por eso en le bautismo nos ofrece el Espíritu de Dios, que nos hace hijos de Dios por adopción gracias a él, el Hijo
Único de Dios.