LECTURAS
- Eclesiástico 3,17-18.20.28-29
- Salmo 67
- Hebreis 12, 18-19.22-24a
- Lucas 14,1.7-14
Jesús no pretende con el evangelio de hoy darnos "normas de buen comportamiento", sino sobre todo que andemos en humildad que, como decía Santa Teresa de Jesús es "vivir en verdad", y por tanto con naturalidad y autenticidad.
Los grandes y expertos de la Ley de Dios, en tiempo de Jesús, se cerraron en sus preceptos y prejuicios y no supieron ver en Jesús al anunciado por los profetas, el Salvador. En cambio, fueron los sencillos como María y José, el anciano Simeón, los primeros discípulos, y muchos hombres y mujeres que en la larga historia cristiana han sabido reconocer a Jesús como el Señor, y han seguido su estilo de vida, haciéndose servidores y humanizando nuestro mundo. Ahí tenemos el ejemplo de Madre Teresa de Calcuta, que será canonizada el domingo próxímo, y que entendió que Jesús le llamaba a servirlo en los más pobres entre los pobres, como eran los moribundos de Calcuta y de tantos lugares del mundo, por donde esta extendida la Congregación "Misioneras de la Caridad, fundada por la próxima santa, Teresa de Calcuta.
Jesús, tal vez de manera exagerada, pero lo que nos dice en el evangelio, es que hacemos muchas cosas por interés, según los criterios mundanos, y nos invita a vivir según los criterios del "reino de Dios", como es auxiliar al pobre, al que no tiene otra protección, porque esos no podrán pagar, y por tanto, lo que se hace a ellos es cumplir lo que Jesús nos dice: "Amaos como yo os he amado", y eso solo se pagará "cuando resuciten los justos, termina diciendo el evangelio.