Todos los cristianos tenemos una vocación a escuchar la voz de Jesús, seguirlo y participar un día de la vida de Dios. A esto nos lleva la vida cristiana. Por eso el Papa, en su mensaje con motivo de esta Jornada nos dice: "Cómo desearía que, a lo largo de este año Jubilar de la misericordia, todo bautizado pudiera experimentar el gozo de pertenecer pertenecer a la Iglesia". Y añade: "La Iglesia es la casa de la misericordia, y la "tierra" dónde la vocación germina, rece y da fruto".
Las vocaciones no nacen al azar o por casualidad. Al contrario, nacen en la Iglesia, dónde nace y se cultiva la fe, dónde se vive y celebra, y dónde se ofrece la posibilidad de vivir las diferentes formas concretas de ser cristiano con apertura a otros lugares y situaciones.
Las vocaciones deben estar sustentadas por todos los cristianos, con la oración, pero también creando un clima favorable que ayude a cuidar las vocaciones específicas. También es importante nuestro apoyo material, así como el interés por seguir la tarea evangelizadora de la Iglesia tanto en la diócesis como en otras partes del mundo. La Hoja Dominical nos ayuda a ello, así como tantas revistas misioneras como hay, y que nos llevan a conocer no sólo lo que hacen quienes viven la vocación misionera, sino también los problemas tan duros en otras partes del mundo, y dónde hay cristianos que por vocación están actuando en nombre de Jesús y de la Iglesia.