- Sabiduría 7, 27-28
- Salmo responsorial 89, 12-13.14-15.16-17
- Hebreos 14, 12-13
- Marcos 10, 17-30
El evangelio es como un espejo en el que nos vemos reflejados. Así por ejemplo, el hombre que sale al encuentro de Jesús pidiendo consejo podríamos ser cada uno de nosotros.
La actitud valiente y humilde de aquel hombre debería ser la nuestra al escuchar el evangelio cada domingo, pues Jesús tiene algo que decirnos. Deberíamos escucharlo con ganas y con mucha atención buscando lo Jesús quiere para nosotros.
Pero ¡atención! que también puede sucedernos como a aquel hombre que "se marchó pesaroso porque era muy rico", y estaba excesivamente apegado a sus posesiones. Era "buena persona" pero le falta algo para dar el paso definitivo a la felicidad que le proponía de Jesús, de Jesús.