LECTURAS
- Isaías 62,1-5
- Salmo responsorial 95, 1-3.7-10
- 1 Corintios 12,4-11
- Jn 2,1-11
Leemos en el evangelio que “había una
boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus
discípulos estaban también invitados a la boda”.María se adelantó para colaborar en los
preparativos de la boda, probablemente porque alguno de los contrayentes eran
parientes cercanos. Jesús y sus discípulos también estaban
invitados; no estaban allí como María, sino
que vienen de fuera a la boda. Maria, en cambio, ha ido, no solo
como invitada, sino también como mujer que colabora en los preparativos de la
boda. María
trajinando entre los fogones y las salas del banquete, de ahí que se diera
cuenta de qué iba escaseando el vino para mantener la fiesta hasta el final. De faltar vino hubiera sido una vergüenza para
los novios y, tal vez, la crítica de los invitados. Por ello María vio que
tenía que hacer algo, Y sin pensarlo dos veces, le dice a Jesús: “No les queda
vino”. María conoce bien a su hijo y sabe que basta poner ante él la necesidad
para que su amor compasivo se active; cuántas veces se dice en el evangelio de
Jesús que se compadeció de tal o cual persona, o de la multitud. Jesús nunca
pasa de largo ante la necesidad. Y
María consigue que el amor compasivo de Jesús se manifieste. Y así termina el evangelio
diciendo: “Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de
Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él”. Todos tenemos nuestra misión en la
vida, y como nos ha recordado San Pablo en la segunda lectura, para realizarla
contamos con los “carismas” o dones que Dios nos da. Un ejemplo es la Virgen
María, de quien recordamos que cuando Dios le encomendó la misión de ser la
madre de Dios hecho hombre, Jesús, respondió diciendo: “He aquí la sierva del Señor,
¡hágase en mí según tu palabra!”. El carisma o don de María fue la de servidora
en las cosas más humildes, sirviendo como madre, sirviendo a Isabel su pariente
ya mayor y embarazada.. San Pablo con sus palabras, en la 2ª
lectura, nos ayuda a reflexionar diciéndonos que en cada grupo cristiano todo bautizado
es importante y necesario, todos tenemos cualidades, y hay diversidad de
cualidades, y lo importante es ponerlas al servicio de los demás para que esa
comunidad o grupo crezca. Si
somos cristianos debemos identificarnos con Cristo, quien dijo: “El que quiera
ser primero, que sea el servidor de los demás como el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir".
LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
Leemos en el evangelio que “había una
boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus
discípulos estaban también invitados a la boda”.
María se adelantó para colaborar en los
preparativos de la boda, probablemente porque alguno de los contrayentes eran
parientes cercanos. Jesús y sus discípulos también estaban
invitados; no estaban allí como María, sino
que vienen de fuera a la boda.
Maria, en cambio, ha ido, no solo
como invitada, sino también como mujer que colabora en los preparativos de la
boda. María
trajinando entre los fogones y las salas del banquete, de ahí que se diera
cuenta de qué iba escaseando el vino para mantener la fiesta hasta el final. De faltar vino hubiera sido una vergüenza para
los novios y, tal vez, la crítica de los invitados. Por ello María vio que
tenía que hacer algo, Y sin pensarlo dos veces, le dice a Jesús: “No les queda
vino”. María conoce bien a su hijo y sabe que basta poner ante él la necesidad
para que su amor compasivo se active; cuántas veces se dice en el evangelio de
Jesús que se compadeció de tal o cual persona, o de la multitud. Jesús nunca
pasa de largo ante la necesidad. Y
María consigue que el amor compasivo de Jesús se manifieste. Y así termina el evangelio
diciendo: “Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de
Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él”.
Todos tenemos nuestra misión en la
vida, y como nos ha recordado San Pablo en la segunda lectura, para realizarla
contamos con los “carismas” o dones que Dios nos da. Un ejemplo es la Virgen
María, de quien recordamos que cuando Dios le encomendó la misión de ser la
madre de Dios hecho hombre, Jesús, respondió diciendo: “He aquí la sierva del Señor,
¡hágase en mí según tu palabra!”. El carisma o don de María fue la de servidora
en las cosas más humildes, sirviendo como madre, sirviendo a Isabel su pariente
ya mayor y embarazada..
San Pablo con sus palabras, en la 2ª
lectura, nos ayuda a reflexionar diciéndonos que en cada grupo cristiano todo bautizado
es importante y necesario, todos tenemos cualidades, y hay diversidad de
cualidades, y lo importante es ponerlas al servicio de los demás para que esa
comunidad o grupo crezca.
Si
somos cristianos debemos identificarnos con Cristo, quien dijo: “El que quiera
ser primero, que sea el servidor de los demás como el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir".