LECTURAS
- Sabiduría 2, 12.17-20
- Salmo responsorial
- Santiago 3, 16-4,3
- Marcos 9, 30-37
Nuestra
sociedad tiene su baremo para medir la importancia de una persona, y así se
habla de los más ricos del mundo, los más influyentes de la sociedad, si es un
deportista, la importancia se mide por triunfos y fortuna. Muy pocas veces,
nuestra sociedad considera a las personas que entregan toda su vida o muchos
momentos de la misma para ayudar a los más desfavorecidos, y que siempre están ahí
cuando se les necesita. Jesús sí que
aprecia a estas personas, con quienes se identifica, como él mismo declaró: “Lo
que hacéis a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me lo hacéis”. Por
tanto, Jesús nos ayuda a mirar el mundo como él lo mira, como ha dejado muy
claro en la propuesta que hace a los discípulos en el evangelio de hoy: “Quien
quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos; y el
que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí, y acoge al que me ha
enviado".
Jesús no
solo predica el servicio, sino que él mismo se hace servidor de los otros: “El Hijo
del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate
por muchos”. Esto mismo lo resume el evangelista Juan, tras el lavatorio de los
pies de los discípulos, cuando Jesús explica el gesto: “Os he dado ejemplo para
lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Así pues, según
Jesús, servir es amar. Pensemos en la familia, como los padres y madres se desviven
por sus hijos; no los sirven por obligación, sino porque los quieren. En cambio,
la vanidad es todo lo contrario: el vanidoso siempre quiere ser el primero, nunca
se hará servidor porque solo piensa en sí mismo.
Cuando Jesús nos
dice que sirvamos a los demás, nos está diciendo que pongamos los dones y
capacidad recibidos a disposición de quienes tenemos al lado, y si lo hacemos
es señal de que hemos aprendido a amar.
LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
INSCRIPCIÓN DE CATEQUESIS
Durante el mes de septiembre es el tiempo de hacer la inscripción para catequesis de iniciación cristiana y preparación a la Primera Comunión. Pueden pasar por el despacho parroquial de 7 a 8 y de 8,30-a 9 de la tarde, donde pueden recoger las fichas correspondientes.Los días de catequesis son los siguientes:
Martes: 2º año de catequesisMiércoles: 3º año de catequesisJueves: 1º año de catequesis.Viernes: Catequesis de Confirmación, a las 17,00h.
Nuestra sociedad tiene su baremo para medir la importancia de una persona, y así se habla de los más ricos del mundo, los más influyentes de la sociedad, si es un deportista, la importancia se mide por triunfos y fortuna. Muy pocas veces, nuestra sociedad considera a las personas que entregan toda su vida o muchos momentos de la misma para ayudar a los más desfavorecidos, y que siempre están ahí cuando se les necesita. Jesús sí que aprecia a estas personas, con quienes se identifica, como él mismo declaró: “Lo que hacéis a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me lo hacéis”. Por tanto, Jesús nos ayuda a mirar el mundo como él lo mira, como ha dejado muy claro en la propuesta que hace a los discípulos en el evangelio de hoy: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos; y el que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí, y acoge al que me ha enviado".
Jesús no solo predica el servicio, sino que él mismo se hace servidor de los otros: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate por muchos”. Esto mismo lo resume el evangelista Juan, tras el lavatorio de los pies de los discípulos, cuando Jesús explica el gesto: “Os he dado ejemplo para lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Así pues, según Jesús, servir es amar. Pensemos en la familia, como los padres y madres se desviven por sus hijos; no los sirven por obligación, sino porque los quieren. En cambio, la vanidad es todo lo contrario: el vanidoso siempre quiere ser el primero, nunca se hará servidor porque solo piensa en sí mismo.
Cuando Jesús nos
dice que sirvamos a los demás, nos está diciendo que pongamos los dones y
capacidad recibidos a disposición de quienes tenemos al lado, y si lo hacemos
es señal de que hemos aprendido a amar.