sábado, 20 de enero de 2024

Día 21 enero de 2024. Domingo II del Tiempo Ordinario. Domingo de la Palabra.

 

LECTURAS

  • Jonás 2, 1-5.10
  • Salmo responsorial 
  • 1 Corintios 7,29-31
  • Marcos 1,14-20

  • La Palabra de Dios ocupa un lugar muy importante en la misa y en los sacramentos. Por ello, el papa Francisco, hace unos años, propuso que este domingo tercero del tiempo ordinario fuera un domingo dedicado especialmente a la Palabra de Dios, poniendo de relieve la importancia de la misma, que es una invitación a acercarnos a ella como Palabra de Vida, que nos interpela, que espera de nosotros una respuesta, y que nos hace contemporáneos de lo que en ella se nos narra. San Jerónimo (primer traductor de la Vulgata) decía: “La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Jesucristo”.

  •  Las lecturas de hoy nos muestran la fuerza de la palabra de Dios. Así, en la primera lectura, el profeta que cumple el mandato de Dios que lo envía a predicar: va, predica, y su predicación tiene buen éxito puesto que toda la ciudad se arrepiente y convierte. Y en Marcos, es el comienzo de la predicación de Jesús, quien predica a la gente; “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio”. 

  •  La escena en el mar de Galilea, nos muestra a Jesús que llama a los primeros discípulos Pedro y Andrés: “venid conmigo y os haré pescadores de hombres”, y ellos dan una respuesta inmediata: “al instante, dejando las redes, le siguieron. Y lo mismo ocurrió con los otros dos hermanos, Santiago y Juan, a los que Jesús llamó “y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras de él”. Estos episodios dejan claro que la persona de Jesús, acogido con fe, provoca un cambio en el ser humano que lo hace capaz de decir “sí” y seguirlo.

    Por ello, san Pablo, en la segunda lectura de hoy, presenta a los cristianos de Corinto el verdadero sentido y destino último de la vida humana que, desde la muerte y resurrección de Cristo, adquiere un nuevo sentido, puesto que estamos llamados a estar con Dios que es nuestra meta definitiva; esto exige en el cristiano valorar cada cosa y situaciones, estableciendo una escala de valores, discerniendo qué es lo fundamental y que es lo secundario, porque lo definitivo es “estar con Dios”.

  • LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

  • HOJA DOMINICAL DIOCESANA