domingo, 8 de octubre de 2023

Día 8 octubre de 2023. Domingo 27 del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Isaías 5,1-7
  • Salmo responsorial 79, 9.12.13-14.15-16,19-20
  • Filipenses 4,6-10
  • Mateo 21,33-43


Con la parábola que cuenta Jesús hoy es expresa brevemente la historia de Israel.

Ya los profetas subrayaron la infidelidad del pueblo, como ha dicho Isaías en la primera lectura: “hoy esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis sangre derramada, esperaba justicia y ahí tenéis lamentos”.

Jesús también pone de relieve que los labradores no quieren dar al dueño los frutos de la viña y rechazan y matan a los enviados. Los labradores simbolizan a los dirigentes del pueblo que rechazan a los profetas (enviados por Dios).

Y Jesús da un paso más, al decir que el propietario envía a su propio hijo diciéndose: “tendrán respeto por mi hijo”, pero los labradores rechazan al hijo y lo matan. Ciertamente Jesús está hablando de sí mismo, de su muerte, que acontecerá unos pocos días después, por decisión de los dirigentes del pueblo judío.

Pero la parábola también habla de toda nuestra propia historia. Así, nos preguntamos: ¿Qué significa para nosotros “y se marchó lejos”? Significa que Dios nos da un tiempo para crecer y asumir nuestra responsabilidad en el vivir de cada día.

Por tanto, esta parábola está hablándonos también de la historia humana, que es, en una gran parte, una tragedia,  como en nuestro mundo cómo hay quienes manejan  países y pueblos como si se tratara de su propiedad privada, con el objetivo de asegurar sus intereses particulares o partidistas. Los dueños del mundo se apoderan de la vida de los ciudadanos, de los recursos naturales, del control de poblaciones, imponiendo sus criterios, aunque para muchísimas personas signifiquen la muerte, el abandono, la miseria continúa. Estos poderes económicos, ideológicos y políticos viven a costa de la muerte.

La viña es el mundo, la tierra en la que hemos nacido y vivimos; la viña es la humanidad entera, de la que Dios espera frutos según su designio: frutos de libertad, de misericordia, de dialogo, de fraternidad.

A Jesús lo desecharon, y, sin embargo, fue el Hijo enviado de Dios, muerto y Resucitado, la piedra fundamental sobre la que debemos construir un mundo más humano y lleno de esperanza.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA