viernes, 28 de julio de 2023

Día 30 juio de 2023. Domingo XVII del Tiempo Ordinario.

 LECTURAS

  • 1 Reyes 3,  5,7-12
  • Salmo responsorial 118, 57.72.76-77.127-128. 129-130
  • Romanos 8, 28-30
  • Mateo 13, 44-52


       El domingo pasado, lo mismo que hoy, escuchamos parábolas de Jesús que comienzan diciendo: “El Reino de los cielos se parece a la siembra, … a un tesoro,…”. La expresión “Reino de Dios o de los cielos” que tanto repite Jesús, quiere expresar el esfuerzo de vivir según los valores de Dios. Jesús se pasó la vida hablando del Reino de Dios y sembrando la semilla de dicho reino, dejándonos la tarea de seguir sembrándolo como él hizo: “Como el Padre me envió así os envío yo: “id al mundo entero y anunciad el Evangelio enseñando todo lo que yo os he mandado…”.

  Lo más importante en una persona es que se tome la vida en serio. Y lo más importante en la vida de una persona es aquello por lo que se está dispuesta a darlo todo, o a dejarlo todo, con tal de ganar y conservar lo que es más valioso. Por ello, es muy importante no equivocarse a la hora de elegir el “tesoro” que da sentido a la propia vida.

Ocurre que, a veces, en lugar de buscar este tesoro de gran valor, nos quedamos en baratijas, y preferimos la purpurina que brilla en lugar del auténtico tesoro, que es Jesucristo y lo que él nos ofrece: El Reino o los valores de Dios, que dan consistencia a la vida humana y nos abren a un futuro absoluto, que es participar de la vida de Dios como hijos suyos que somos. Pero con frecuencia preferimos el dinero, el poder, la vida cómoda, el consumir más y más, como si fueran los valores definitivos y consistentes.

Jesús nos enseña en el evangelio de hoy a poner en nuestro corazón el amor de Dios, de modo que todas las cosas importantes de nuestra vida, como pueden ser la familia, la profesión, la posición social, el bienestar, la salud, etc., encuentren su verdadero sentido en ese valor fundamental que es el Reino de Dios, que no es otra cosa que vivir al modo de Jesús. Como dice San Pablo en la segunda lectura: “a los que aman a Dios todo les sirve para bien”.

 Pidamos a Dios que nos conceda la auténtica sabiduría para saber descubrir qué es lo que está bien y lo que está mal y, por tanto, cuál es la voluntad de Dios.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE ALMANSA



domingo, 23 de julio de 2023

Día 23 julio de 2023. Domingo XVI del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Sabiduría 12,13.16-19
  • Salmo responsorial 85, 5-6.9-10.15-16a
  • Romanos 8, 26-27
  • Mateo 13, 24-43



      La primera lectura y el Evangelio de hoy, con la parábola de la cizaña, son una llamada de atención sobre la tentación que podemos tener de ser jueces de los demás. ¿Cuántas veces no hemos pensado lo mala que es esta o aquella persona y hemos dictado sentencia contra ella?  ¿Cuántas veces criticamos a las personas, y decimos de alguien lo que no es, haciendo pensar mal a otros? Eso, muchas veces, lo hacemos por venganza, o para justificarnos.

 Pues bien, cuando hacemos estos juicios y los aventamos, estamos sembrando cizaña en el campo del Señor: que es nuestra sociedad, nuestra parroquia, nuestra familia o el lugar donde trabajamos. El Papa decía un domingo en el rezo del Ángelus: “El chismorreo es una carcoma que mata la vida de una comunidad”

      La suerte que tenemos es que Dios, el Juez “justo” por antonomasia, no es así con nosotros; y lo demuestra sobre todo porque concede el arrepentimiento a los pecadores. Esto está simbolizado con la decisión del dueño de no arrancar la cizaña, y pacientemente esperar la posibilidad de un cambio, de una conversión, hasta que llegue el tiempo de la siega, es decir, el tiempo al final de la vida, porque el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio, y entonces se verá realmente quién es trigo limpio y quién es cizaña. Mientras tanto, trigo y cizaña, bien y mal, conviven juntos en el mundo y dentro de cada uno de nosotros.

        Ha habido grandes santos, y otros santos desconocidos, que  han brillado por ser buen trigo, y han ido creciendo en la vida cristiana adecuadamente, como el trigo que  crece y va madurando. Pero también ha habido grandes santos, que antes fueron grandes pecadores, es decir, “cizaña”, pero con el paso del tiempo  descubrieron a Jesucristo y se convirtieron, dejaron el mal camino y se dejaron cultivar por Dios hasta llegar a ser grandes conversos, y en consecuencia grandes santos, es decir, trigo bueno.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 

sábado, 15 de julio de 2023

Día 16 Julio de 2023. Domingo XV del Tiempo Ordinario. Virgen del Carmen.

 

  

    Hoy, día de la  Virgen del Carmen, le pedimos a ella, nuestra Madre, que dejemos que la Palabra de Dios cale gota a gota en nuestra vida, de modo que el mensaje de Jesús nos empape totalmente y demos los frutos que Dios espera, y como María digamos: “Hágase en mí según tu palabra”.



LECTURAS

  • Isaías (55,10-11)
  • Sal 64,10.11.12-13.14
  • Romanos (8,18-23)
  • Mateo (13,1-23)


    La semilla es el mismo Dios, que es la Vida. Y Dios derrama su semilla, su Vida, sobre todo hombre y mujer; eso indica la expresión de “sembrar a voleo”. Dios no se nos da como un producto elaborado sino como semilla que cada uno tiene que dejar fructificar porque no somos “robots” ni “autómatas”, sino personas libres, y desde nuestra libertad debemos responder; de ahí la importancia de nuestras actitudes.

    Y Dios siembra, no solo con la palabra que leemos en el Evangelio, sino de muchas otras maneras, y va sembrando también en los que no son cristianos, de modo que  todos, desde nuestra conciencia, debemos responder, porque hay circunstancias, personas, que aparecen  en nuestra vida, a través de las cuales Dios nos está hablando o diciendo algo, y espera una respuesta; y  por tanto, dar fruto sería dar sentido a la propia existencia y no impedir o  entorpecer la marcha de la creación hacia su objetivo, consistente en encontrarnos con Dios y participar de su Vida en plenitud.

     El fruto qué espera Dios es el cambio de mentalidad del que escucha, y que debe llevarnos a superar el individualismo, a tener una manera nueva de relacionarse con Dios, consigo mismo, con los demás y con la naturaleza. Es necesario preguntarnos: ¿qué tipo de tierra soy? ¿escucho verdaderamente lo que me dice Jesucristo? Corremos el riesgo de quedarnos con lo que nos gusta del Evangelio, y dejar de lado todo aquello que implica exigencias y compromiso.

   

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA

 

 

 

viernes, 7 de julio de 2023

Día 9 julio de 2023. Domingo XIV del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Zacarías  9,9-10
  • Salmo responsorial 144,  1-2.8-9.10-11
  • Romanos 8, 9.11-13
  • Mateo 11, 26-30



      Las personas sencillas, a través de Jesús, van a conocer a Dios, porque Jesús, venido de Dios, es el único que puede hacerlo. Pero esta revelación del Padre no es algo abstracto o teórico, sino que libera de una imagen legalista y agobiante de Dios y de la religión. Y así Jesús habla de un Dios que es un Padre lleno de misericordia, que perdona, que busca al que está perdido, y quiere reunir a la humanidad como un padre quiere reunir a sus hijos.

      Jesús ilustró su enseñanza con parábolas y con su misma forma de tratar a las personas. De ahí la invitación de Jesús en el evangelio de hoy: “venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré… tomad mi yugo sobre vosotros y encontraréis descanso para vuestras almas”. Esto no quiere decir que Dios se oculte a una persona sabia y cultivada, no; sino que nos avisa e indica que tenemos que hacernos pequeños, sencillos, humildes; ser receptivos a la Palabra de Dios, y no pensar que ya lo sabemos todo, porque entonces tenemos el peligro de no dejar espacio para Dios en nuestra vida.

      La actitud que se deduce de lo que nos indica Jesús es que tenemos que dejar que el Espíritu Santo habite en nuestro interior, para que podamos escuchar su voz, de modo que Jesús, el Hijo de Dios, muerto y resucitado por nosotros, nos dé vida y nos libere de todo aquello que nos impide a cercarnos a Él.

      Dios se reveló definitivamente en Jesucristo, y cada vez que celebramos la Eucaristía, cada domingo nos muestra el camino a seguir. De aquí la importancia de escuchar su Palabra proclamada en la Misa, dejando que pase por nuestra cabeza       (no es fanatismo), que  en nuestro corazón (que llene de sentido y permita crecer en humanidad, en mí y en los demás), y que la pongamos en práctica desde este mismo momento, viviendo como verdaderos discípulos suyos. Una fe así nunca puede ser un peso o yugo, sino  impulso, alivio y liberación.

 


LECTIO DIVINA DESDE  SAN ISIDRO DE ALMANSA