viernes, 3 de marzo de 2023

Día 5 marzo de 2023. Domingo II de Cuaresma.

 

LECTURAS

  1. Génesis 12,1-4a
  1. Salmo responsorial
  1. 1 Timoteo 1,8b-14
  1. Mateo 17,1-9



  •       El evangelio de la transfiguración del Señor, a simple vista, parece un espectáculo de luz y sonido. Ese no era el estilo de Jesús, ni la manera de presentarse ante sus discípulos. Ya escuchamos el domingo pasado en las tentaciones, cómo Jesús huye del espectáculo. Por tanto, hay que tener claro, que la transfiguración es un relato de teofanía, una forma muy peculiar de expresar la manifestación de Dios en el AT, y también en el evangelio, dónde los discípulos nos muestran su experiencia interior sobre Jesús a través de dicho relato.  Así, trata de comunicarnos lo que los discípulos descubrieron de Jesús tras la experiencia de la resurrección, situándolo (de manera retroactiva) en la vida terrena de Jesús, justo antes del anuncio de la pasión, para decirnos que lo que hay de Dios en Jesús, ya estaba presente en su humanidad, aunque no lo percibieran por los sentidos durante su vida terrena. De ahí que termine diciendo Jesús: “No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos” .
          En el pasaje evangélico, la palabra ¡escuchadlo! es la clave del relato, pues señala a Jesús como la presencia de Dios entre los hombres. Por eso hay que escucharlo. Escuchar al Hijo Jesucristo es dejarse transformar y vivir como él vivió, lo que lleva a la realización plena del ser humano. 
           La transfiguración no fue un hecho puntual en la vida de Jesús. Jesús era siempre un “hombre transfigurado”: por su bondad, su compasión, su autenticidad, su gran libertad y su vivencia de Dios al que llamaba Padre.  Así, su humanidad y su divinidad se expresaban cada vez que se acercaba a los hombres y mujeres para ayudarles a ser ellos mismos, y eso lo hacía curando, perdonando, animando, enseñando. De este modo, en su humanidad Jesús transparenta a Dios, como él mismo dijo pocas horas antes de su muerte: “quién me ha visto a mí, ha visto al Padre… Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí, y si no, creed a las obras”.

     LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO 

               HOJA DOMINICAL DIOCESANA