domingo, 22 de enero de 2023

Día 22 enero de 2023. Domingo 3º del Tiempo Ordinario.





LECTURAS

  • Isaías 8,23b-9,3
  • Salmo responsorial 
  • 1 Corintios 1,10-13.17
  • Mateo 4,12-23



      El “Reino de Dios” o “Reino de los cielos” es el núcleo de la predicación de Jesús.  Lo contrario del Reino de Dios no es el reino de Herodes o del emperador de Roma sino el “ego-ismo”. Si no reina  amor no hay Reino de Dios; en Jesús encontramos la fiel manifestación del dicho reino. Cuando decimos que Dios reina no hablamos de un señor que impone su dominio o voluntad, lo mismo que cuando decimos que reina la paz, o reina el terror en un lugar, no estamos diciendo que hay seres extraños que dominan la realidad, sino que pensamos en un ámbito en el que se desarrolla algo como es el amor o la maldad, fruto de la decisión de los seres humanos.  Del mismo nodo, al decir “reinado de Dios”, no se quiere decir que Dios está al margen, y que decide establecer nueva relación con los seres humanos. Significa que el ser humano desarrolla lo que tiene de espiritual y de divino que Dios ha puesto en el que viene a la vida, siendo Dios siempre el sostén y fundamento de la misma. Jesús nos ayuda a tomar conciencia de esa realidad de Dios que inunda todo nuestro ser.  Por eso, Jesús decía: “El Reino de Dios no está aquí, ni está allí, sino que está dentro de vosotros”. 

     El final del Evangelio presenta a Jesús que invita a dos parejas de hermanos pescadores a seguirle: “venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. ¿Por qué pescadores de hombres? Esta expresión significa que son llamados a cuidar de la vida de los otros. La reacción de estos hermanos fue “inmediata”: dejaron las redes y le siguieron acogiendo la invitación de Jesús; abandonaron su modo de vida; por tanto, se operó en ellos una conversión que los llevó a estar, convivir con Jesús y dedicarse a la actividad que Jesús les propone. Se convierten en discípulos porque han encontrado alguien con quien merece la pena compartir la vida.

   También nosotros, que hemos recibido el bautismo, somos llamados a seguir a Jesús, esto es, escuchar su voz, poniendo toda nuestra confianza en él, abrirnos a su luz y amor, que llene nuestro corazón de su presencia.



LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA