domingo, 23 de mayo de 2021

Día 23 mayo de 2021. Domingo de Pentecostés




 

    LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 2, 1-11
  • Salmo responsorial 103
  • 1 Corintios 12, 3b-7.12-13
  • Juna 20, 19-23

Jesús prometió  el Espíritu Santo; y en el evangelio de hoy se nos dice que Jesús resucitado  comunica el Espíritu Santo a los discípulos. Los primeros cristianos tenían claro  que lo que estaba pasando en ellos era obra del Espíritu Santo; todo lo que el Espíritu había obrado en Jesús, lo estaba realizando también en ellos y eso queda reflejado en Pentecostés, símbolo de la presencia del Espíritu  prometido y dado por Jesús y por el Padre.

 Se conoce que una persona es cristiana de verdad, y no solo de nombre, porque ha descubierto al Dios que nos revela Jesucristo, y en consecuencia, intenta hacer presente en su vida a  ese Dios, y eso se hace amando, perdonando, dialogando, compartiendo, sirviendo a los demás. Esa es la diferencia  entre seguir el Espíritu de Dios o  seguir nuestro propio espíritu, marcado por el egoísmo.

El Espíritu de Dios nunca actúa con violencia, respeta nuestro ritmo y también  la pluralidad. Lo ha dicho claramente san Pablo (2ª lectura): “Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos”.  No hay que confundir uniformidad con pluralidad. ¿Qué pasaría si en una orquesta, todos los músicos tocaran el mismo instrumento y repitieran siempre la misma nota?  Pues que no habría nunca música. San Agustín tenía  un lema: “unidad en lo fundamental, libertad en lo accidental, y en todo caridad”. Vivir según el Espíritu  Santo lleva a vivir con la alegría y  esperanza, que se traduce en maneras de ser siempre constructivas, buscando el bien común y superando los intereses personales y partidistas.