LECTURAS
- 1 Reyes 19,9a.11-13a
- Salmo responsorial 84
- Romanos 9,1-5
- Mateo 14, 22-23
El relato del evangelio de hoy no es es una crónica de la travesía del lago, sino una parábola sobre los discípulos de Jesús de todos lo tiempos.
La
barca con los discípulos dentro es símbolo de la Iglesia, el conjunto de los
cristianos, y el mar con sus olas y viento representa el mundo sobre el que
navega la Iglesia, porque Jesús quiere que seamos “Iglesia en el mundo” como una barca está hecha para navegar
y no para estar amarrada e inmóvil en el puerto. Por eso mismo, el papa Francisco nos propone la imagen “Iglesia en salida”, que debe ser la actitud propia de los cristianos: "discípulos misioneros”. Nosotros somos cristianos, hoy, porque hubo discípulos que hicieron lo que Jesús mandó, y en medio de dificultades y
persecuciones, anunciaron el Evangelio que llegó hasta nuestros antepasados y hasta
nosotros.
Lo
mismo que aquellos primeros discípulos se asustaron, también hoy nosotros
podemos sentir miedo, incluso con el peligro de pensar que Jesús nos ha abandonado. Pero Jesús está
ahí, y nos dice hoy como entonces: “Ánimo soy yo, no tengáis miedo”.
Para
que nuestra fe se mantenga fuerte es necesario sentirnos familia de Jesús, y
estar unidos como hacemos en el encuentro dominical, en el que escuchamos la Palabra de Dios, le damos gracias, pedimos unos por los otros y por nuestro mundo, y
recibimos la fuerza de Jesucristo en el pan de la comunión.
Es la Iglesia quien nos ha entregado el
Evangelio de Jesús, es reunidos como
Iglesia que celebramos los sacramentos, especialmente la Eucaristía. Y
como Pedro, también debemos decirle a Jesús en nuestra oración: “¡Señor,
sálvame!”, y dejarnos agarrar por la
mano que Jesús nos tiende a través de su Iglesia, signo visible de Jesucristo
resucitado.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: JESÚS Y SU IGLESIA
La barca con los discípulos dentro es símbolo de la Iglesia, el conjunto de los cristianos, y el mar con sus olas y viento representa el mundo sobre el que navega la Iglesia, porque Jesús quiere que seamos “Iglesia en el mundo” como una barca está hecha para navegar y no para estar amarrada e inmóvil en el puerto. Por eso mismo, el papa Francisco nos propone la imagen “Iglesia en salida”, que debe ser la actitud propia de los cristianos: "discípulos misioneros”. Nosotros somos cristianos, hoy, porque hubo discípulos que hicieron lo que Jesús mandó, y en medio de dificultades y persecuciones, anunciaron el Evangelio que llegó hasta nuestros antepasados y hasta nosotros.
Lo mismo que aquellos primeros discípulos se asustaron, también hoy nosotros podemos sentir miedo, incluso con el peligro de pensar que Jesús nos ha abandonado. Pero Jesús está ahí, y nos dice hoy como entonces: “Ánimo soy yo, no tengáis miedo”.
Para que nuestra fe se mantenga fuerte es necesario sentirnos familia de Jesús, y estar unidos como hacemos en el encuentro dominical, en el que escuchamos la Palabra de Dios, le damos gracias, pedimos unos por los otros y por nuestro mundo, y recibimos la fuerza de Jesucristo en el pan de la comunión.
Es la Iglesia quien nos ha entregado el Evangelio de Jesús, es reunidos como Iglesia que celebramos los sacramentos, especialmente la Eucaristía. Y como Pedro, también debemos decirle a Jesús en nuestra oración: “¡Señor, sálvame!”, y dejarnos agarrar por la mano que Jesús nos tiende a través de su Iglesia, signo visible de Jesucristo resucitado.