domingo, 26 de abril de 2020

Día 26 de abril de 2020. Domingo 3º de Pascua


LECTURAS


  • Hechos de los Apóstoles 2, 14.22-23
  • Salmo responsorial 15
  • 1 Pedro 1, 17-21
  • Lucas 24, 13-35



      Este relato del evangelio de hoy nos introduce en el drama de aquellos dos discípulos de Emaús y nos invita  a hacer el camino, que es paradigma del camino  que debe recorrer todo cristiano. Con ello, Lucas nos está diciendo  que Jesús, después de su muerte y en su condición de Viviente (resucitado) se hace presente, saliendo a nuestro encuentro. No sólo entonces, también hoy Jesús viene a nuestro encuentro:
     - En nuestra historia concreta,  a veces desesperanzada, con altibajos,  y hace como  con los  de Emaús que estaban de "vuelta" de todo: hoy también sale a nuestro encuentro, camina a nuestro paso, escucha nuestras preocupaciones o  triunfos y alegrías. 
     - En la Palabra de Dios que ilumina y da sentido a nuestra vida, como hizo con aquellos discípulos, a los que les abrió la mente acerca del Mesías y que se ha realizado en Jesús. 
     - En la Eucaristía  de cada domingo: " a ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron al partir el pan". 
     - En el grupo de discípulos. Los de Emaús volvieron al grupo de origen, los discípulos de Jesús  y escucharon a   buena noticia. "era verdad que el Señor fue resucitado y se ha dejado ver en favor de Simón". Y ellos contaron lo que les había sucedido por el camino y como "lo conocieron al partir el pan" (clara alusión a la Eucaristía). Jesús quiere que seamos "discípulos misioneros" como los discípulos de Emaús o como los discípulos de Jerusualén que comunican con alegría la buena nueva de Jesús resucitado.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: CRISTO EL PEREGRINO

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



domingo, 19 de abril de 2020

Día 19 de abril de 2020. Domingo 2º de Pascua



LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 2, 42-47
  • 1 Pedro 1,3-9
  • Salmo responsorial 117
  • Juan 20, 19-31

       El evangelio es como la crónica de dos encuentros de Jesús resucitado con sus discípulos,  con la figura de Tomás como "actor secundario", pero que 
ocupa cierto relieve, primero por estar ausente y no fiarse de la buena noticia que entusiasmados le dan sus compañeros: "Hemos visto al Señor"; y en la segunda parte, es un mano a mano con Jesús, viendo y reconociendo más allá de lo que contemplan  sus ojos: "Señor mío y Dios mío". No solo comprueba que el crucificado vive, sino que lo reconoce en su identidad de Dios y Señor.
       Pone de relieve el evangelio que Jesús se hace presente cuando están reunidos, y además, es el primer día de la semana, equivalente al  domingo, con lo que se nos indica la importancia de la comunidad, la Iglesia, y la importancia del domingo, día de la resurrección y por eso "día del Señor". Y se nos comunica  que desde los tiempos apostólicos,  Jesús quiere hacerse presente entre los suyos por medio del signo sacramental de la Eucaristía, como recordamos el Jueves Santo pasado recitando las palabras de Jesús: "Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros; esta es mi Sangre que será derramada... Haced esto en memoria mía".
      Podemos preguntarnos si de verdad nos hemos encontrado con Jesús o con Dios, si hemos recibido el Espíritu de Dios. No se trata de sentir emociones fuertes, porque la verdadera experiencia deja en el creyente huellas como hemos escuchado en el evangelio de hoy: escucha de la enseñanza de los apóstoles con perseverancia, celebración la Eucaristía en comunidad, compartir los bienes, ser asiduos en la oración, y sentirnos discípulos misioneros: "como el Padre me envió,  así os envío yo". A esto estamos llamados los cristianos del siglo XXI en nuestras circunstancias presentes: ser testigos del Señor y vivir como resucitados, especialmente, en el momento presente, con el mal del coronavirus, situación en la que, ciertamente Jesús nos llama a implicarnos,  viviendo nuestra solidaridad,  sea apoyando, socorriendo, valorando y admirando a quienes en primera fila, con riesgo de su vida, intentan salvar a los que sufren este mal.
   









ocuopa  buena parte del relato por su incredulidad y credulid

domingo, 12 de abril de 2020

Día 12 de abril de 2020. Domingo de Pascua




LECTURAS

  • Hecho de los Apóstoles 10, 34a. 37-43
  • Salmo responsoral 117
  • Colosenses 3,1-4
  • Juan 20, 1-9


     El gran mensaje de Pascua es: Jesús, el crucificado, ha resucitado";  Él es el Mesías, el Señor.
     La resurrección de Jesús no es solo un hecho que sucedió hace mucho tiempo, sino algo que nos afecta a todos, como nos ha recordado el apóstol Pedro: "Los que creen en él reciben, en su nombre, el perdón de los pecados". 
     Además la resurrección es una luz que ha hecho desaparecer las tinieblas del pecado y de la muerte, abriéndonos la puerta a la vida eterna, como decimos en la oración-colecta de este día,  y como nos enseña san Pablo en la segunda lectura: "Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él en la gloria".
     Por la resurrección, los discípulos entendieron que  Jesús tenía razón en todo lo que hizo y enseñó, porque Dios ha mostrado estar de su parte, resucitando de entre los muertos  a Jesús, que fue rechazado  y condenado a muerte por las autoridades del pueblo.
     Y la resurrección abrió las puertas  a la humanidad para el encuentro con Dios, participando de su misma vida, como nos hace saber san Pablo: "El que cree, ha resucitado con Cristo, y su vida está escondida en Dios"; y por tanto llamados a participar  de la vida gloriosa de Jesucristo resucitado.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN:

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

domingo, 5 de abril de 2020

Día 5 de abril de 2020. Domingo de Ramos


LECTURAS

  • Isaías 50,4-7
  • Salmo responsorial 21
  • Filipenses 2,6-11
  • Mateo 26, 14-68.27,11-54
     Con el Domingo de Ramos iniciamos la Semana Santa, que nos introduce  en el centro de nuestra fe: el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor.
     La Fiesta de hoy nos habla de la historia de Jesús, una historia al lado de otras historias humanas, historias de éxito como la entrada  en Jerusalén, e historias de fracaso como la condena y muerte en la cruz.
      Estas historias las leemos  en la prensa: historias de muerte como las guerras de Siria e Iraq, tantos años noticia, que llena nuestras pantallas con escenas de horror y muerte; historias de inmigrantes que en busca de mejor vida quedan ahogados en el mar; historias de violencia y egoísmo; enfermedades difíciles de detener como ahora el "coronavirus" que nos toca tan de cerca. Y tantas historias de muerte y violencia que nos parecen lejanas y extrañas a nosotros: los muertos por la malaria, el cólera, la desnutrición y hambre crónicos, muertes que quedan representadas en la muerte de Jesús como leemos hoy en la Pasión de san Mateo.
      Las celebraciones de estos días nos hablan de la historia de Jesús, no para hundirnos  y que pensemos que no hay nada que hacer, sino que nos descubren que en medio de tanta oscuridad, hay luz, que en medio de tanto odio hay amor, que en medio de tanto egoísmo hay generosidad.
      En las lecturas de hoy, escuchamos que alguien, no sabemos su nombre, dejó la borrica a Jesús para que entrara en Jerusalén, que otra persona prestó  su casa a Jesús y discípulos para celebrar a última Cena, que un tal Simón de Cirene ayudo a Jesús a llevar la cruz, que un grupo de mujeres acompañó a Jesús hasta los pies de la cruz, que José de Arimatea arriesgó su vida y prestigio ofreciendo un sepulcro para Jesús.
      Como en esta historia trágica de Jesús, también  encontramos hoy  muchas historias de generosidad, que nos dicen que en nuestro mundo también gente buena; no tenemos más que mirar la solidaridad en estos tiempos de  pandemia del coronavirus: personal sanitario que se arriesga y hace su trabajo llenos de humanidad;

      Y  tantas personas que hacen donaciones para mejorar los medios sanitarios de los hospitales, que hacen donaciones para adquirir "respiradores; personas que ayudan a vecinos mayores, haciéndoles la compra o poniéndose a disposición; agentes del orden y militares que velan para que se cumpla las reglas de contención del coronavirus; el gesto solidario y agradecido con los sanitarios expresado en aplausos desde los balcones y ventanas, a las 8 de la tarde. Son los "cirineos" que ayudan a sobrellevar  la cruz de los enfermos y familiares desconsolados.

     Leer la Pasión  con fe es un ejercicio de esperanza que nos impulsa a ser protagonistas de pequeñas historiad de generosidad y ayuda hacia todos los que viven la pasión en su propia carne.