LECTURAS
- Jeremías 31, 7-9
- Salmo responsorial 125
- Hebreos 5, 1-6
- Marcos 10, 456-52
Las personas buscamos vivir lo mejor posible. Es normal, pues el amor a la vida es algo instintivo. Y Dios quiere, no solo que vivamos sino que tengamos una vida abundante, que llegue a plenitud. Así leemos hoy en Jeremías por cuya boca Dios habla de salvación para el pueblo en el destierro; y en el evangelio se palpa la misericordia de Dios que, por medio de Jesús, cura al ciego, quien le siguió por el camino como discípulo.
El domingo pasado como hoy, Jesús pregunta "¿Qué quieres que haga por ti?" Jesús, hoy como entonces, escucha nuestra plegaria si la hacemos con fe, curándonos de nuestras cegueras y haciendo posible crecer la fe.
Hay un detalle, la gente que rodea a Jesús, primero impide que el ciego moleste, pero luego, a petición de Jesús, colabora y le dicen: ¿Ánimo levántate, que te llama". Se pone aquí de relieve cómo Jesús implica a la comunidad, a la Iglesia, cuya misión no es otra que colaborar con Jesús, presente en medio de ella. Desde esta perspectiva se entiende el lema "Discípulos misioneros" que nos invita a salir al encuentro del otro en nombre de Jesús.
CLAUSURA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
Desde el 3 al 28 de octubre, 250 obispos venidos de todo el mundo y algunos jóvenes, igualmente de distintas culturas y puntos geográficos, unidos al Papa, han reflexionado y debatido sobre "jóvenes" y "vocación". En este domingo tendrá lugar la clausura, y posteriormente el papa presentara una Exhortación Apostólica con las decisiones tomadas.