miércoles, 12 de septiembre de 2018

Día 9 de Septiembre de 2018. Domingo 23 del Tiempo Ordinario

LECTURAS

Isaías 35, 4-7a
Salmo responsorial 145
Santiago 2, 1-5
Marcos 7, 31-37


      En el relato evangélico de hoy hay algunos elementos simbólicos: el sordo es curado en la región de la Decápolis, región pagana limístrofe junto a Galilea. Los judíos decían de los paganos que era  "sordos" y "mudos" porque no escuchaban la  palabra de Dios ni alababan a Dios. Con este signo se nos indica que la Buena Nueva de Jesús ha llegado también a los paganos, que escuchan y proclaman lo que Jesús dice y hace; de ahí la afirmación: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos  y hablar a los mudos", realizándose lo anunciado por Isaías: "Los ciegos verán, los sordos oirán, los mudos hablarán..."
    La palabra es nuestro medio de comunicación habitual. En el Prólogo de San Juan se afirme que "La Palabra de Dios se hizo carne". Dios nos habla por medio de Jesús, Dios hecho hombre, y por eso Jesús dirá con frecuencia al término de sus enseñanzas: "El que tenga oídos para oír, que oiga", lo que significa que el que sea capaz de oír en su interior, que oiga, porque hay personas que oyen por fuera pero no escuchan por dentro. 
     Sin embargo, hay personas que son grandes oyentes por dentro: Dios habla al oído del corazón, y las llamadas de Jesús se escuchan por dentro: los grandes conversos, los santos, y tantas "personas buenas" que viven cerca de nosotros, en nuestra familia, entre nuestros  vecinos: son así de buenas  porque  escuchan la voz de Dios en su interior y sin hacer ruido ni buscar el aplauso hacen el bien calladamente. Luego, cuando mueren es cuando reconocemos todo el bien que hacen. 
   "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios porque de ellos es el reino de los cielos", decía Jesús con frecuencia.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: ABRE LOS OÍDOS A LOS SORDOS

QUIERO VER: ESCUCHAR PARA PROCLAMAR