LECTURAS
- Isaías 55, 10-11
- Salmo responsorial 85
- Romanos 8, 18-23
- Mateo 13, 1-23
Ya Isaías había dicho que la Palabra de Dios es un regalo que Dios envía, lo mismo que la lluvia que cae y hace producir fruto.
Así, con la parábola del sembrador, Jesús nos muestra el modo de actuar Dios: como el sembrador que siembra a voleo, echando la semilla abundantemente sobre todos las partes del campo, incluso sobre el camino. Con ello, Jesús nos dice que Dios actúa así: siembra sin parar, y son los oyentes quienes con su disposición interior acogen o rechazan la buena semilla.
Esta parábola es para nosotros actual: en estos tiempos en los que cuentan los resultados rápidos y le rentabilidad inmediata, podemos caer en el miedo y la desconfianza incluso de la Palabra de Dios.
Jesús nos invita a quitar tales miedos y nos recuerda que siempre hay una semilla que cae en buena tierra, siempre hay alguien que la la escucha,y la acoge, poniéndola en práctica.
Quienes reciben la palabra de Dios con alegría se acercan a Jesús y dialogan con él, como vemos en el evangelio; ese círculo de discípulos, en torno a Jesús, se van formando en los valores del Reino (el evangelio dice "los secretos del Reino"), y así van descubriendo qué es lo que Dios quiere y espera de nosotros.
Por nuestra parte, no tenemos más que decir: Señor, ayúdanos a escuchar tu palabra y a cultivar la buena tierra y así dar fruto abundante.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: SEMBRAR, CULTIVAR, COSECHAR.
QUIERO VER: SEMBRAR LA EXPERIENCIA
Así, con la parábola del sembrador, Jesús nos muestra el modo de actuar Dios: como el sembrador que siembra a voleo, echando la semilla abundantemente sobre todos las partes del campo, incluso sobre el camino. Con ello, Jesús nos dice que Dios actúa así: siembra sin parar, y son los oyentes quienes con su disposición interior acogen o rechazan la buena semilla.
Esta parábola es para nosotros actual: en estos tiempos en los que cuentan los resultados rápidos y le rentabilidad inmediata, podemos caer en el miedo y la desconfianza incluso de la Palabra de Dios.
Jesús nos invita a quitar tales miedos y nos recuerda que siempre hay una semilla que cae en buena tierra, siempre hay alguien que la la escucha,y la acoge, poniéndola en práctica.
Quienes reciben la palabra de Dios con alegría se acercan a Jesús y dialogan con él, como vemos en el evangelio; ese círculo de discípulos, en torno a Jesús, se van formando en los valores del Reino (el evangelio dice "los secretos del Reino"), y así van descubriendo qué es lo que Dios quiere y espera de nosotros.
Por nuestra parte, no tenemos más que decir: Señor, ayúdanos a escuchar tu palabra y a cultivar la buena tierra y así dar fruto abundante.