El sacerdote es discípulo, amigo y ministro de Jesucristo. Como discípulo debe estar atento a su palabra, aprendiendo de él, el Maestro de verdad. Como amigo y ministro, el sacerdote es un cristiano llamado por Jesús, y capacitado por la Iglesia, mediante la ordenación sacerdotal para anunciar a Jesús y reconciliar en nombre de Jesús.
En la oración que hay en la estampa del Día del Seminario, rezamos pidiendo, entre otras cosas: "Hazlos humildes ministros tuyos, presencia de tu misericordia en medio del mundo, para que hagan eficaz en él la fuerza de tu fidelidad y de tu amor" .
Hoy, la Iglesia nos pide que oremos por las vocaciones, ya lo dijo Jesús: "Rogad al dueño de la mies que mande obreros a su mies". Oremos que haya jóvenes atentos a la llamada de Jesús, porque Jesús sigue llamando, lo que pasa es que muchos acallan dicha llamada, se taponan los oídos para no complicarse la vida; tal vez piensan que así les irá mejor, cosa dudosa.
Orar es, además, crear un clima favorable a que si alguno de la propia familia, hijo o nieto, o de la misma parroquia siente esa llamada interior de Jesús, prestarles apoyo para que lleven a cabo un discernimiento vocacional y una formación adecuada.
El Seminario es el centro de la Iglesia donde se forman los futuros sacerdotes, con el objetivo de "formar verdaderos pastores de alma, según el modelo que es Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor".
Además, la formación de los seminaristas significa un coste económico, razón por la que la colecta de las parroquia, en este día, se destina al Seminario. Seguramente para muchos, la única colaboración económica es la colecta de hoy. Seamos solidarios y generosos, y cuando depositemos nuestro sobre o nuestro dinero, digamos en nuestro interior: "Señor, esta es mi ayuda solidaria a mi Iglesia de Albacete para ayudar en la formación de los futuros sacerdotes de nuestras parroquias". Y como dice Jesús, nuestro Padre del cielo que ve en lo secreto, sabrá apreciar nuestra colaboración.