LECTURAS
Baruc 5, 1-9
Salmo responsorial 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
Filipenses 1, 4-6. 8-11
Lucas 3, 1-6
Hoy como en tiempos del Bautista, la Palabra de Dios viene sobre nosotros, con nuestros nombres y apellidos, en nuestra realidad concreta, lugar y momento histórico en que vivimos, y es llamada a enderezar tantas cosas torcidas como encontramos en nuestra vida y en nuestra sociedad. En este mismo sentido, insiste el papa Francisco, en la Evangelii gaudium: "aliento a a las comunidades a una siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos. Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del reino de Dios, y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios".
Precisamente en estos días de campaña electoral, tenemos una oportunidad los cristianos de "estar despiertos" y ejercer nuestra responsabilidad como personas que buscan el bien común. Los partidos nos pedirán nuestro voto, un voto en blanco. Nuestro deber es conocer lo que ofrecen, a qué se comprometen, y votar en conciencia, sabiendo que nuestro voto es decisivo.
Que un cristiano diga "yo paso de política", es un irresponsabilidad, porque el que no vota está decidiendo que sean otros los que decidan, probablemente según otros valores, y no siempre buscando el bien común.
Hoy como en tiempos del Bautista, la Palabra de Dios viene sobre nosotros, con nuestros nombres y apellidos, en nuestra realidad concreta, lugar y momento histórico en que vivimos, y es llamada a enderezar tantas cosas torcidas como encontramos en nuestra vida y en nuestra sociedad. En este mismo sentido, insiste el papa Francisco, en la Evangelii gaudium: "aliento a a las comunidades a una siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos. Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del reino de Dios, y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios".
Precisamente en estos días de campaña electoral, tenemos una oportunidad los cristianos de "estar despiertos" y ejercer nuestra responsabilidad como personas que buscan el bien común. Los partidos nos pedirán nuestro voto, un voto en blanco. Nuestro deber es conocer lo que ofrecen, a qué se comprometen, y votar en conciencia, sabiendo que nuestro voto es decisivo.
Que un cristiano diga "yo paso de política", es un irresponsabilidad, porque el que no vota está decidiendo que sean otros los que decidan, probablemente según otros valores, y no siempre buscando el bien común.