LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 2,1-11
- Salmo responsorial 32, 10-15
- Corintios 12,3b-7.12-13
- Juan 20,19-23
Con la resurrección de Jesús y envío del
Espíritu Santo, los apóstoles que estaban llenos de miedo, que habían abandonado
a Jesús en el momento de la pasión, que estaban decepcionados porque esperaban
que Jesús iba a actuar de forma triunfante, rodeados por un mundo religioso
lleno de preceptos y costumbres y hostil, están en la casa con las puertas
cerradas sin saber qué hacer. Pero allí están reunidos, acompañados por María
la madre de Jesús, en actitud de espera y oración. Con la venida del Espíritu han
comenzado a tener la vida de Jesús. Se sienten perdonados y reconciliados.
La Iglesia, como nos enseña San Pablo,
es el Cuerpo de Cristo y está formada por todos nosotros que, si somos fieles a
Jesús, lo hacemos visible en el mundo; en eso consiste ser sus testigos. Por ello,
lo mismo que María y los discípulos estaban reunidos, y reciben el Espíritu
Santo, también nosotros los cristianos nos reunimos cada domingo en este Cenáculo
que es la iglesia, donde escuchamos la Palabra de Dios bajo el influjo del
Espíritu Santo, y es entonces cuando somos capacitados para hacer presente a
Jesús en nuestros diversos ambientes.
Hoy celebramos la jornada de la
Acción Católica y del Apostolado seglar, que no es algo ajeno a nosotros, sino
que es nuestra vocación porque Jesús nos llama a cada uno a hacer propia la
misión de la Iglesia en medio de nuestro mundo, continuando la misión de los Apóstoles,
qué es la misión de Jesucristo, y viviendo como hijos queridos de Dios que por
el bautismo nos hace miembros de su familia, la Iglesia.
Con la resurrección de Jesús y envío del
Espíritu Santo, los apóstoles que estaban llenos de miedo, que habían abandonado
a Jesús en el momento de la pasión, que estaban decepcionados porque esperaban
que Jesús iba a actuar de forma triunfante, rodeados por un mundo religioso
lleno de preceptos y costumbres y hostil, están en la casa con las puertas
cerradas sin saber qué hacer. Pero allí están reunidos, acompañados por María
la madre de Jesús, en actitud de espera y oración. Con la venida del Espíritu han
comenzado a tener la vida de Jesús. Se sienten perdonados y reconciliados.
La Iglesia, como nos enseña San Pablo, es el Cuerpo de Cristo y está formada por todos nosotros que, si somos fieles a Jesús, lo hacemos visible en el mundo; en eso consiste ser sus testigos. Por ello, lo mismo que María y los discípulos estaban reunidos, y reciben el Espíritu Santo, también nosotros los cristianos nos reunimos cada domingo en este Cenáculo que es la iglesia, donde escuchamos la Palabra de Dios bajo el influjo del Espíritu Santo, y es entonces cuando somos capacitados para hacer presente a Jesús en nuestros diversos ambientes.
Hoy celebramos la jornada de la Acción Católica y del Apostolado seglar, que no es algo ajeno a nosotros, sino que es nuestra vocación porque Jesús nos llama a cada uno a hacer propia la misión de la Iglesia en medio de nuestro mundo, continuando la misión de los Apóstoles, qué es la misión de Jesucristo, y viviendo como hijos queridos de Dios que por el bautismo nos hace miembros de su familia, la Iglesia.