viernes, 4 de octubre de 2024

Día 6 octubre de 2024. Domingo XXVII del Tiempo ordinario.

 

LECTURAS

  • Génesis 2,18-24
  • Salmo responsorial 127, 1-2.3.4-5.6
  • Hebreos 2, 9-11
  • Marcos 10, 1-12

 El “repudio” (que hoy llamamos “divorcio”), en la época de Jesús era una tremenda discriminación de la mujer. Había toda una casuística con razones ridículas para despedir a la esposa: si la mujer se despistaba y se le quemaba la comida, si el marido había encontrado otra mujer más atractiva, etc., eran motivos de “repudio” por parte del varón. Jesús rompe con esta interpretación machista por la cual el hombre podía despedir a su mujer por cualquier causa y se pone de parte del más débil, en este caso la mujer.

 Ante la pregunta-trampa que los fariseos le hacen, arguyendo desde una ley antigua que daba al hombre el poder de expulsar a su mujer de la familia, Jesús le remite al designio original de Dios, y lo hace citando el primer libro de la Biblia, el Génesis, donde está escrito: “Serán dos en una sola carne”; esta es una expresión hebrea que significa: “dos en plena comunión de amor”. Es decir, contra la mentalidad y cultura judía de la época, Jesús afirma la igualdad del hombre y de la mujer, fundamentadas en el amor, que sólo es posible si hay igualdad y dignidad.

 Jesús termina la discusión con las palabras del Génesis: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, con lo que afirma que el amor verdadero no se acaba nunca. Dios que es amor ha puesto la semilla del amor en el corazón del hombre y de la mujer para que vivan el matrimonio en plena comunión de vida. En consecuencia, Dios no quiere mujeres sometidas al varón, Jesús no admite la superioridad del varón y el sometimiento de la mujer, sino que afirma la igualdad y dignidad de ambos, cuyo fruto debe ser un amor verdadero entre ambos.

Dios nos ha creado a su imagen y semejanza; y justamente, por eso, tenemos capacidad de amar. Y es precisamente cuando nos amamos cuando nos parecemos a Dios. Por eso dirá Jesús a todos sus discípulos:” Amaos unos a otros como yo os he amado”.

El matrimonio cristiano es el lazo de unión por el que un hombre y una mujer se comprometen a vivir amándose el uno al otro durante toda la vida, como Cristo nos ha amado, siendo así reflejos del amor de Dios.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA