LECTURAS
- 2 Reyes 4, 42-44
- Salmo responsorial 114
- Efesios 4, 1-6
- Juan 6, 1-15
Jesús viendo al gentío le preocupa que no hayan comido, y ese problema lo comparte con sus discípulos al decir a Felipe: "Con qué compraremos panes para que coman éstos?
Un joven compartiendo los panes y peces que tenía hizo posible que Jesús diera de comer al gentío. El gesto del joven es un claro aviso a nuestro desinterés, ya que muchas veces ponemos pegas ante las cosas y acontecimientos, como indica el comentario de Felipe: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo", o como añadió Andrés: "Aquí hay un joven que tiene cinco panes y dos peces, pero ¿qué es eso para tantos?
El milagro de la multiplicación de los panes nos está diciendo que Dios hace posible grandes cosas desde nuestra realidad por pequeña que sea. Se trata de hacer fructificar las semillas que Dios pone en nuestra vida, que son los medios que nos ha dado a través de nuestra naturaleza, y a través de la sociedad y demás personas que nos rodean.
La lección es clara: el pan compartido se multiplica, y lo mismo pasa con los demás bienes materiales y espirituales: el dinero, el tiempo, la cultura, la fe, el amor, el espíritu de servicio, y tantas otras acciones... La primera lectura y el evangelio nos hablan de esto: tanta gente pudo comer, gracias a dos personas que compartieron lo que tenían; la generosidad de ambos, cada cual en su tiempo, hicieron posible ambos prodigios.