Domingo 2 de abril: V de Cuaresma (Ciclo A)
- Sal 129,1-2.3-4ab.4c-6.7-8
- Juan 11,3-7.17.20-27.33b-45
Jesús no convirtió las piedras en pan, ni se lanzó desde el alero del templo para impresionar a sus contemporáneos, como le pedía el Tentador. Asumió nuestra menesterosidad, nuestro pobreza y nuestra impotencia, el hambre y la sed, nuestras cruces y nuestra muerte, porque sólo compartiendo y compadeciendo se revela el amor. Por amor fue hasta la muerte. Si acogiéramos su testamento de amor ¿no cambiaríamos el mundo? Porque ahora es nuestra la responsabilidad. No somos marionetas irresponsables, movidas por dedos invisibles. Los silencios de Dios suelen ser los espacios de nuestra responsabilidad. Pero en cualquier caso, tengamos la seguridad de que a la hora de la verdad, aunque nosotros no hubiéramos colaborado, Él estará ahí para dar Vida y dignidad eternas a todos los Lázaros. (Del comentario del Obispo en la Hoja Dominical)