LECTURAS
- Primera Reyes 17,17-24
- Salmo responsorial 29
- Gálatas 1,11-19
- San Lucas 7,11-17
En la 1ª lectura y en el evangelio hemos contemplado la acción de Dios en favor de los que sufren: Dios hace retornar a la vida al hijo de la viuda de Sarepta, una mujer pagana; y en el evangelio Jesús devuelve la vida al joven que llevaban a enterrar, hijo de la viuda de Naín.
En la oración-colecta hemos dicho que Dios es la "fuente de todo bien". Y sin embargo, no pocas personas piensan que a Dios sólo le interesa lo que a él le conviene. Sin embargo, la Palabra de Dios escuchada manifiesta todo lo contrario: lo único que interesa a Dios somos nosotros, y lo que realmente da gloria a Dios es que todo hombre y mujer tenga vida en plenitud. Así lo muestra la actitud y comportamiento de Jesús, que siempre es sensible al dolor humano. Por ello, cuando Jesús en su camino hacia Naín se encuentra con una madre llorando, tras el cortejo fúnebre de su hijo que llevan a enterrar, no se escabulle sino que hace suyo el dolor de la madre, sembrando paz en ella t vida en su hijo, mostrando así la misericordia de Dios.