Día 12 de Junio. Domingo 11 Ordinario
LECTURAS
- Salmo responsorial 31, 1-2.5.7.11
Al pecado no le gusta que lo llamen por su nombre; prefiere vivir en la sombra, pues allí campa a sus anchas, ejerciendo su dominio sobre las personas, la familia, la sociedad. Pero Dios llama a las cosas por su nombre, y a David le dice por medio de Natán que frente a la fidelidad de Dios, él rey no le ha sido fiel, y que Dios no admite ni el adulterio, ni el asesinato, ni la codicia. Ante el reconocimiento por parte de David de sus pecados, Dios le muestra su misericordia, perdonándole.
Lo mismo en el evangelio: ante los gestos de arrepentimiento y agradecimiento de la mujer pecadora, Jesús afirma que "a quien mucho ama, mucho se le perdona", y a la pecadora le muestra la misericordia de Dios, diciéndole: "Tus pecados están perdonados... Tu fe te ha salvado; vete en paz".
¿Tenemos nosotros esta dosis de humildad para acercarnos a Jesús y reconocernos pecadores? También en el sacramento de la Penitencia escuchamos estas palabras, pronunciadas en nombre de Jesús: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo y de la Espíritu Santo".