Jesús nos enseña que lo importante no son las apariencias, la buena imagen, lo "políticamente correcto". A este modo de proceder lo llama "hipocresía", es decir, falsedad. Lo importante es que haya coherencia entre lo que llevamos en el corazón, lo que pensamos por dentro y lo que manifestamos con la boca y con los hechos. Esto mismo nos dice Santiago sobre la Palabra de Dios: "no os limitéis a escucharla, sino llevadla a la práctica"; y Moisés, sobre los Mandamientos: "ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría e inteligencia"