sábado, 5 de julio de 2025

Día 6 julio de 2025. Domingo XIV del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Isaías 66, 10-14c
  • Salmo responsorial 
  • Gálatas 6, 14-18
  • Lucas 10, 1-12.17-20

     El evangelista Lucas precisa que Jesús “envió a 72 discípulos”, y los envió "de dos en dos", porque para los judíos la opinión de uno solo no tenía ningún valor, y los misioneros son, sobre todo, testigos. También, porque el mensaje cristiano debe ser proclamado siempre por la comunidad.  Jesús no envió especialistas en comunicación, sino a discípulos que lo iban conociendo poco a poco, eran gente sencilla, gente del pueblo. El testimonio probablemente consistía en presentarse ante la gente en las aldeas y pueblos, dando algunos detalles sobre Jesús, que pronto pasaría a visitarlos.

       También les advierte de la posibilidad de no ser bien recibidos, en cuyo caso deben ir a otros lugares para hacer el mismo anuncio. Diríamos que el anuncio de la Palabra de Dios es algo gratuito, un regalo de Dios, y quien no la escucha y acoge se pierde una oportunidad. Pero, aún en este caso, el discípulo ha de seguir adelante con la misión encomendada, sin depender de que sea recibida o no. 

    Después de escuchar o leer este pasaje evangélico de hoy, nuestra respuesta primera ha de ser de agradecimiento a Dios que se ha fijado en cada uno de nosotros, y agradecimiento a la Iglesia, que nos ha mostrado el Evangelio, despertando la fe cristiana en nosotros; y en consecuencia, dar gratis lo que gratis hemos recibido, y de ahí la misión de ser nosotros como aquellos primeros discípulos, proclamando también la buena noticia, que es Jesucristo, quien da sentido y esperanza a nuestra vida. El modo de esa predicación puede ser diferente según cada persona, debido a sus cualidades, formación, vocación y circunstancias, pero la base o fundamento de toda predicación es vivir como cristianos; ésta es la mejor predicación y la que convence; de hecho, en cada instante estamos predicando, para bien o para mal.

      Lo que Jesús nos pide es comunicar lo que Dios es para cada uno según lo que Jesús nos ha manifestado con su vida y palabras. Esa tarea la cumplieron los primeros cristianos en aquellos lugares donde se hacían presentes. Y esta es la principal tarea que tenemos que seguir llevando a cabo todo cristiano, en cualquier tiempo y lugar.