MISIÓN DIOCESANA
"Comunidad de discípulos, cristianos misioneros"
Con la Vigilia de la Inmaculada de este año (7 de diciembre de 2016) dio comienzo
en la diócesis de Albacete un proyecto
tan ilusionante como necesario: La Misión Diocesana.
"Comunidad de discípulos. Cristianos misioneros", es el
lema. y serán dos años en los que la Diócesis intentará remover en los fieles
la conciencia de seguidores, que no meros oyentes o espectadores de Cristo. En
definida se trata de poner a la Diócesis de cara a esa «Iglesia en salida»,
como la llama el papa Francisco.
La Iglesia siempre fue evangelizadora. Nació de la evangelización y para
evangelizar. Jesús no hizo otra cosa que anunciar, llamar, testimoniar y
realizar con su vida, muerte y resurrección la Buena Nueva
El principal objetivo de la misión es darle a nuestra iglesia diocesana un impulso
misionero que logre crear un clima permanente de
evangelización. Para conseguir este objetivo hemos de despertar la
conciencia de discípulos de Cristo, auténticos misioneros.
Siguiendo al Vaticano II, todo el Pueblo de Dios es responsable
de la misión de la Iglesia: anunciar el Evangelio con palabras y obras. Por
eso, la Misión Diocesana debe implicar a todas las comunidades de la Diócesis:
parroquias, arciprestazgos, movimientos, delegaciones diocesanas,
congregaciones religiosas…
Aunque el principal objetivo es que todos seamos misioneros y salir al
encuentro de los otros, tendremos que empezar por ahondar y renovar la llamada
del Señor que nos convierte en seguidores suyos. Para ello vamos a centrarnos
en la Palabra de Dios con un método de escucha, reflexión, oración y
compromiso: la Lectio Divina.
Oración, escucha de la Palabra y celebraciones son las principales
herramientas y principales actividades. Pero impregnadas por un estilo
basado en el doble movimiento de nuestro lema y del Plan de la Misión en dos grandes
momentos: discipulado y misión, seguimiento y anuncio, comunidad y envío.
Lo más importante será que cada uno nos sintamos parte de la común misión
de la Iglesia y con toda la confianza puesta en quien llama y envía,
respondamos con generosidad a la llamada del pescador de humanidad: “Aquí
estoy”.
¿Y tú que puedes hacer? Tomarte en serio tu condición de discípulo o discípula de Cristo. Aprovecha
cualquier convocatoria orante para renovar tu diálogo permanente con el
Espíritu.
Súmate a los grupos de Lectio Divina que se propondrán en
las parroquias en torno al Evangelio de Marcos y los Hechos de los
Apóstoles. Algunos serán nuevos y otros continuarán tareas que ya realizan en
la comunidad: catequistas, liturgia, formación…
Hablar de esta convocatoria esperanzadora en tu entorno más cercano para
darle relevancia y difusión.
Si quieres trabajar en redescubrir tu condición de discípulo de Jesús, junto a otros cristianos, puedes inscribirte para formar parte de un grupo de formación, siguiendo el evangelio de Marcos con el método de Lectio divina. Para ello, puedes dar tu nombre y teléfono en le despacho parroquial, y así podremos comenzar al pasar Navidad.