sábado, 12 de abril de 2025

Día 13 abril de 2025. Domingo de Ramos.

 

LECTURAS

  • Isaías 5, 4-7
  • Salmo responsorial 21,8-9.17-20.23-24
  • Filipenses 2, 6-11
  • Lucas 22,14-23,56





   En este comienzo de la Semana Santa, leemos el relato de la Pasión del Señor, condensando en este día, lo que va a sucederle a Jesús como consecuencia de su predicación. El relato de la Pasión es el marco en el que se sitúan las celebramos de Semana Santa, teniendo por centro y culmen el Triduo Pascual, que comienza con la Misa de la última Cena del Señor en la tarde de Jueves Santo, con la institución de la Eucaristía; el Viernes Santo, en que celebramos la Muerte del Señor, y la Vigilia Pascual que celebramos al atardecer del Sábado Santo, y que es el principio del Domingo de Resurrección, la Pascua del Señor.

   Llama la atención que Jesús hace su entrada en Jerusalén sobre un asno, en claro contraste con la entrada de los reyes de los imperios, quienes entrarían sobre un brioso “caballo”, signo de poder. El asno, animal tranquilo, es señal de paz, mientras que el caballo es señal de guerra. En otras palabras, Jesús realiza un “signo profético”, un signo contracultural, para lo que sería habitual en su tiempo y responde de esa manera al rey pacífico que esperaban los justos de Israel, frente a aquella otra mentalidad entonces reinante, incluso entre sus discípulos, que esperaban un Mesías conquistador y que podría orden sometiendo a los romanos.

    Sin embargo, esta entrada “triunfal” como muchas veces se dice, pronto tomará el rumbo de la pasión que celebraremos en los días que siguen. Efectivamente, el bien y la bondad dan frutos, pero las fuerzas del mal se empeñan en acallarlos y, en ocasiones, lo logran. Jesús tendrá que pasar por la cruz, incluso dando la vida por ser fiel a la misión encomendada por Dios. Recordemos cómo en el pasaje de las tentaciones (primer domingo de Cuaresma), el diablo le ofreció sus reinos para darle poder sobre ellos. Jesús no quiere ese reinado y, por eso, afronta la cruz, con la confianza puesta en el Rey del cielo, que es el Dios bondad, en nombre del cual se hizo hombre para reconciliar a la humanidad, con el poder de llegar a ser hijos de Dios.


 LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



 HORARIOS SEMANA SANTA  EN PARROQUIA DE LA RESURRECCIÓN

 

13 de abril. DOMINGO DE RAMOS.

 - 11,30h. Bendición de Ramos y Palmas en Plaza de

 petancas de calle Arboleda. Procesión por calles Arboleda y     Arado (tramo de la parroquia) hasta la iglesia, y Santa Misa.

 

15 de abril. MARTES SANTO.

-20,00h. Celebración comunitaria de la Penitencia. Habrá   varios sacerdotes para las confesiones.

 

17 de abril: JUEVES SANTO.

- 18,30h: Solemne Misa de la Cena del Señor.

- 22,30h: Hora Santa ante el Santísimo Sacramento.

 

18 de abril: VIERNES SANTO.

- 12,00h. Vía Crucis dentro del templo parroquial.

- 18,30h: Celebración de la Muerte del Señor.

 

 19 de abril. SÁBADO SANTO. VIGILIA PASCUAL.

-20,00h: Vigilia Pascual.

 

 20 de abril. DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN.

-11,30h Misa de Pascua.

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 5 de abril de 2025

Día 6 abril de 2025. Domingo V de Cuaresma.



 

LECTURAS

  • Isaías 43,16-21
  • Salmo responsorial 125,1-6
  • Filipenses 3,8-14
  • Juan 8,1-11

 




     Desde el evangelio de este domingo, Jesús nos invita a mirar nuestra conciencia y nuestras manos, a veces cargadas de “piedras” para arrojar sobre los demás sin misericordia, como hacemos cuando juzgamos o criticamos y condenamos sin piedad. Jesús quiere que nos preguntemos, ¿con qué derecho juzgamos o criticamos a los demás? ¿Acaso estoy libre de pecado?

     Jesús no disfruta condenando, sino que su alegría es salvar. Ese es el camino a seguir, el camino de Jesús. Por tanto, se trata de no ir por la vida pisoteando al prójimo, sino ayudando a levantarse, perdonando y animando a cambiar de vida. Por eso, ante la acusación de los fariseos y escribas, que terminaron por marcharse sin lanzar las piedras, Jesús dice a la mujer: “¿Nadie te ha condenado? Yo tampoco te condeno; anda, y en adelante no peques más”. No minimiza el pecado, pero ofrece un camino nuevo, una salida. Esa es la clave cristiana: reconocer el error, acoger la misericordia y caminar en conversión.

    Este pasaje evangélico es una lección sobre el amor, la compasión y la hipocresía. Jesús no niega el pecado, pero cambia el enfoque: de la justicia fría que busca el castigo, él ofrece una segunda oportunidad.

    Frente a una sociedad donde reina el juicio apresurado y la exposición pública del error, como vemos tantas veces y todos los días en TV y prensa, estas palabras de Jesús resuenan con fuerza.  Muchas veces somos como los acusadores del evangelio: rápidos para señalar los errores de los otros, ignorando los propios. Pero Jesús nos recuerda que todos tenemos algo roto por dentro, y que nadie estamos en condiciones de condenar sin antes mirar nuestro propio corazón.


    LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

    HOJA DOMINICAL DIOCESANA


viernes, 28 de marzo de 2025

Día 30 de marzo. Domingo IV de Cuaresma.

 

LECTURAS

  • Josué 5,9a.10-12

  • Salmo responsorial
  • 2 Corintios 5, 17-21
  • Lucas 15,1-3.11-32


  •     En el evangelio de hoy, el padre  respeta las decisiones equivocadas de sus hijos con dolor, porque donde ha6.- Dios no puede ser sino misericordioso, Porque Dios es amor y su amor no es mudable, porque le nace de lo más íntimo de su ser.  Por eso al ver regresar al hijo “se le conmueven las entrañas". Así se muestra también en la primera lectura, donde olvidando las infidelidades del pueblo Dios lo introduce en la tierra prometida, diciéndoles: “hoy , os he quitado de encima el oprobio de Egipto”.
  •     El padre sabe que la lejanía en la que sus hijos se han situado solo puede hacerles infelices. El pequeño llega a tocar fondo cuidando cerdos y no teniendo qué comer. El mayor, como no ama, va acumulando reproches en su interior, que más tarde echará en cara a su padre como se aprecia en su negativa a participar de la fiesta organizada por el padre.  
  •     Jesús muestra que Dios siempre toma la iniciativa y espera de modo activo el retorno de sus hijos saliendo a buscarlos. Así cuando el hijo menor “estaba todavía lejos, su padre lo vio y echó a correr hacia él”; el padre no le pide cuenta de sus actos; le ofrece el perdón de manera gratuita, porque ese es el modo de actuar Dios, como dice San Pablo en la segunda lectura “Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados”.
  •     También hoy, Dios sigue saliendo a buscar a sus hijos, que somos nosotros, y lo hace:  en su Palabra que nos hace recapacitar; en el ejemplo de los creyentes sinceros que con su ejemplo de vida nos muestran el camino, y también sale a nuestro encuentro en el acontecer de la vida diaria donde él está presente.

  • HOJA DOMINICAL DIOCESANA 

  • LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

domingo, 23 de marzo de 2025

Día 23 marzo de 2025. Domingo III de Cuaresma.

 

LECTURAS

  • Éxodo 3,1-8a.13-15
  • Salmo responsorial
  • 1 Corintios 10,1-6.10-12
  • Lucas 13, 1-9

     En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús responde a la inquietud de algunos sobre la tragedia de los galileos asesinados por Pilato en el templo de Jerusalén y sobre el derrumbe de la torre de Siloé, que mató a dieciocho personas. Jesús deja claro que estas desgracias no son castigos divinos por pecados individuales, sino una llamada a la conversión. Por ello, les dijo: “Y si vosotros nos os convertís, pereceréis lo mismo”.

     A propósito de dichas desgracias, Jesús cuenta la parábola de la higuera estéril: un árbol que no da fruto durante tres años, pero al que el viñador le pide al dueño que le dé una oportunidad más, con cuidado y paciencia, antes de cortarlo. En nuestra sociedad, solemos buscar respuestas rápidas ante el sufrimiento: queremos encontrar una razón para el mal y, a veces, culpamos a las víctimas o creemos que todo es fruto del destino. Jesús rompe con esta lógica simplista y nos invita a mirar nuestra propia vida en lugar de juzgar a los demás. Nos recuerda que lo importante no es buscar culpables, sino hacer un examen personal y cambiar lo que nos aleja de Dios y del amor al prójimo.  

    Vivimos en una cultura de lo inmediato, donde lo que no da resultados se descarta rápidamente: relaciones, proyectos, incluso personas. Sin embargo, Dios no actúa así con nosotros. Nos da oportunidades, nos cuida, nos fertiliza con su Palabra, sacramento, con su gracia, y espera pacientemente que demos fruto. Pero esa paciencia no es infinita, porque nosotros vivimos en el tiempo que tiene un límite. Por tanto, la parábola es una invitación urgente a cambiar ahora, a vivir con sentido, a no dar largas a la conversión.  Jesús nos muestra que Dios no nos condena por nuestros errores, pero sí nos llama a cambiar. La misericordia no es una excusa para la pasividad, sino un impulso para la transformación.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

viernes, 14 de marzo de 2025

Día 16 marzo de 2025.Domingo II de Cuaresma. Día del Seminario.

 


LECTURAS

Génesis 15,5-12.17-18
Salmo responsorial 26, 1.7-9.13-14
Filipenses 3, 17-4,1
Lucas 9, 28b-36



Tras aquella visión y palabras en la montaña, Pedro lleno de entusiasmo dijo: “Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Esta forma de hablar Pedro muestra el deseo humano de continuar disfrutando de la gloria de Dios. Pero Jesús le muestra que tiene que volver a la realidad de la vida todavía mortal. Mientras estamos en este mundo, solamente con la fe podemos vivir con el convencimiento y esperanza de que, también, un día seremos transfigurados, es decir, resucitados, gracias a Jesús.

        Termina el Evangelio diciendo: “Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto". El “guardaron silencio” recuerda a María, la madre de Jesús,  que “guardaba todas estas cosas en su corazón”. Quedó en la memoria de Pedro, Santiago y Juan el recuerdo de lo que ocurrió en la cima del monte, pero lo más importante es que intuyen que Jesús no es un maestro cualquiera, sino Dios mismo, aspecto que descubrirán plenamente con la resurrección.

 Metidos de lleno en la Cuaresma, nos encaminamos hacia la celebración del misterio Pascual de Jesús, su” paso” de la muerte a la vida. Este es el horizonte que no debemos perder de vista. Cada año, con la Pascua celebramos el triunfo de Cristo y el triunfo de la humanidad por Cristo, que actualizamos en cada celebración de la Eucaristía, porque el cielo se hace presente en los sacramentos que celebramos.

 A través de signos sensibles, los Sacramentos, Dios actúa de manera invisible, porque en nuestra condición de, todavía, no resucitados no podemos percibir físicamente la presencia de Dios. Pero él está y actúa en nosotros. Esto es lo que sucede en la Eucaristía de cada domingo y de cada día. Es lo que diremos en la última oración después de la Comunión: “Te damos gracias, Señor, porque al participar en estos gloriosos misterios, nos haces recibir, ya en este mundo, los bienes eternos del cielo”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANADÍA 


DÍA DEL SEMINARIO: SEMBRADORES DE ESPERANZA

Tres realidades están condicionando el tiempo en que vivimos: la conectividad que facilitan las tecnologías pero que provocan el aislamiento del presente, la soledad que a veces se vive en medio de la multitud y el dolor que provoca el sufrimiento y la injusticia.

En medio de todas esas realidades, los sacerdotes, como Jesús, están llamados a sembrar esperanza.

Cuatro rasgos de este tiempo suscitan depresión y desesperanza: la incertidumbre económica; el miedo a la enfermedad; el uso masivo de redes sociales impregnadas de ideologías y bulos; y el envejecimiento progresivo de la población. Las consecuencias se manifiestan en los altos índices de depresión y de suicidio, que se han convertido en problemas importantes de salud pública.

En este contexto social, 15.285 sacerdotes católicos desempeñan su misión en la Iglesia española cumpliendo la misión de anunciar el Evangelio y sanar las heridas de este tiempo. Esta es, también, la motivación que anima a cada uno de los 1.036 seminaristas que se forman en los seminarios de las diócesis españolas en este curso 2024-2025. Su formación está centrada, precisamente, en ir desarrollando progresivamente las actitudes y aptitudes que se necesitan para ser sembradores de esperanza siendo sacerdotes misioneros a lo largo y ancho de la geografía española. Y cada uno de estos seminaristas es una razón para la esperanza en las 57 seminarios y comunidades formativas que hay en España. Como seminaristas siguen el plan de formación vigente, un tiempo que se prolonga entre 7 y 9 años, y en el que los seminaristas atraviesan cuatro etapas: propedéutica, discipular, configuradora y de síntesis vocacional, que son indispensables para que se manifieste la idoneidad de su vocación.

En este día del Seminario se hace visible cómo el ministerio sacerdotal hace frente en muchas ocasiones a las raíces de la desesperanza. Así, frente a la incertidumbre económica, los sacerdotes son sembradores de esperanza porque se comprometen en el acompañamiento de las personas que viven en situación de soledad o enfermedad y desarrollan las 4.488 Cáritas parroquiales, que atienden más de 2,5 millones de personas necesitadas y coordinan los equipos de voluntarios en las parroquias.

También frente a la despoblación y al envejecimiento demográfico, los sacerdotes son sembradores de esperanza en el mundo rural. La mitad de las parroquias que hay en España (22.921 parroquias) se encuentran en zonas rurales. Al frente de las mismas están sacerdotes que acompañan a las personas que viven allí, las atienden espiritualmente y hacen presente el Evangelio de Jesucristo en zonas muchas veces abandonadas por otras instituciones.

En definitiva, de muchas maneras los sacerdotes en España son sembradores de esperanza, en medio de una sociedad que está amenazada, precisamente, por la desesperanza.

 El motor que mueve a los sacerdotes a emprender este servicio no es otro que la propia experiencia personal de haberse encontrado con Cristo y de descubrirse llamado por él a través de la Iglesia para servir a la humanidad sembrando la esperanza del Evangelio.


domingo, 9 de marzo de 2025

Día 9 marzo de 2025. Domingo I de Cuaresma.

 


LECTURAS

  • Deuteronomio 26,4-10
  • Salmo responsorial  90, 1-2..10-15
  • Romanos 10,8-13
  • Lucas 4,1-13

         Las tentaciones que sufrió Jesús y relatan el evangelio son tentaciones que podemos sufrir también nosotros en nuestras circunstancias concretas de la vida,

 La tentación del “tener”: “Di a esta piedra que se convierta en pan”. En esta tentación se presentan los bienes materiales como la fuente de felicidad de la persona, quedando Dios en segundo lugar. Ya lo dijo Jesús: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. La Cuaresma nos invita a despegarnos de los bienes materiales que atan nuestro corazón y ser como Jesús “que, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”.

 La tentación del “poder” como dominio sobre los demás: “Te daré el poder y la gloria, si me adoras”, dijo el diablo. Vencer esta tentación es sentirse “imagen de Dios”, que es amor y misericordia", y supone vivir la autoridad como Jesús nos la propone: nunca en provecho propio, sino para servir a los demás.

 La tentación de “utilizar a Dios” en beneficio propio: Satanás le pide a Jesús un poco de exhibición teatral: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí, y antes de que caigas, te recogerán los ángeles”. Esta es la tentación del éxito, del cuidar la imagen. Unos fariseos pidieron a Jesús un milagro. Y Jesús respondió: “¿Por qué buscáis fenómenos extraordinarios para creer”?  O también, cuando estaba en la cruz, le decían los sacerdotes: “Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en ti”.

La lectura y meditación frecuente de la Palabra de Dios nos dan luz para distinguir la voluntad de Dios de las propuestas o inclinaciones al mal, y nos dan fuerza para decidir llevar a la práctica aquello que Dios quiere para nosotros.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


NUEVO OBISPO DE ALBACETE

El papa Francisco ha nombrado obispo de Albacete al sacerdote Ángel Román Idígoras.

El obispo electo de Albacete nació en Madrid, el 30 de junio de 1968. Ingresó en el seminario conciliar de esta ciudad como seminarista menor en 1984. Es bachiller en Teología por el Centro de Estudios Teológicos “San Dámaso” de Madrid (1992). Fue ordenado sacerdote el 24 de abril de 1994.

Obtuvo la licenciatura en Magisterio por la Universidad Complutense de Madrid (1989) y en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología León XIII, de la Universidad Pontificia de Salamanca (2003).

Su ministerio sacerdotal lo ha desarrollado en la diócesis de Alcalá de Henares donde ha sido vicario parroquial en la parroquia de San Diego de Alcalá (1994-2002) y adscrito a la parroquia de Nuestra Señora del Templo de San Fernando de Henares (2002-2005). También ha sido arcipreste de Torrejón de Ardoz (2006-2014). Ha sido miembro del colegio de consultores (2007-2022).

En esta misma diócesis ha ocupado los cargos de director de la Oficina de Sociología, vicesecretario de la Visita Pastoral, director del secretariado diocesano para los Movimientos de Acción Católica y responsable adjunto sinodal para la fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad.

En la actualidad es párroco de Nuestra Señora del Rosario en Torrejón de Ardoz, desde 2005; capellán del centro penitenciario Madrid VII (Estremera), desde 2021, y vicario territorial de la Vicaría centro o de San Félix de Alcalá, desde 2024. Además, es miembro del Consejo Presbiteral Diocesano desde 2021.

La ordenación episcopal tendrá lugar el día 3 de mayo de 2025, a las 11,00h, en la Catedral de Albacete.

 


 

 

 

 

 

 

sábado, 1 de marzo de 2025

Día 2 Marzo de 2925. Domingo VIII del Tiempo Ordinario.

 



LECTURAS

  • Eclesiástico 27,4-7
  • Salmo responsorial 91, 2-3.13-14.15-16
  • 1 Corintios 15,54-58
  • Lucas 6,39-45

El Evangelio de este domingo es el final del llamado “sermón de la llanura” de Lc, que empezó con las bienaventuranzas, y termina manifestando cuáles son las actitudes del auténtico discípulo de Jesús. 

El autor de la primera lectura nos ha dejado escrito que “El hombre se prueba en su razonar”, porque en el corazón del ser humano radica su mentalidad, las ideas y proyectos, sean buenos o malos, y del corazón salen las palabras que los expresan. También, Jesús nos invita a estar atentos y apreciar a las personas que manifiestan un pensamiento coherente y sano. Pero la prueba final no son solo las palabras que parecen buenas, sino el modo de obrar; las palabras deben estar en coherencia con el actuar, porque las obras son el fruto que verifica la verdad de las palabras. Como dice el apóstol Santiago en una de sus cartas: “Muéstrame tus obras y yo te diré cuál es tu fe”.

La parábola de la “mota en el ojo ajeno” es una advertencia para quienes consideran insignificantes sus errores y, por el contrario, siempre están viendo y señalando los errores ajenos. Es una llamada a tomar conciencia de que toda persona tenemos nuestros errores y pecados y, en consecuencia, debemos renunciar a erigirnos en jueces de los demás, pues tenemos nuestras propias faltas en las que fijarse y curar; en definitiva, no juzgar el interior de las personas, porque como decía Jesús el domingo pasado: “La medida que uséis con los demás, se usará también con vosotros”.

 Las palabras de Jesús en el evangelio son una llamada a la coherencia, de modo que nuestra vida debe transparentar el evangelio, y no hay mejor predicación que el buen ejemplo. Por ello la Iglesia nos recuerda que la primera misión de los que escuchamos la Palabra de Dios y participamos en la Eucaristía es dar testimonio de ella con la propia vida, como tantas veces nos dice el papa Francisco: “ser Iglesia en salida”, es decir, “ser discípulos misioneros”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


 

 



sábado, 22 de febrero de 2025

Día 23 febrero de 2025. Domingo VII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • 1 Samuel 26,2.7-9, 12-13. 22-23
  • Salmo responsorial  102, 1-2.3-4.8.10.12-13
  • 1 Corintios 15, 45-49
  • Lucas 6, 27-38


 La idea de hacer el bien a quienes te hacen el bien, y el mal a quienes te hacen el mal, era una doctrina central en tiempos de Jesús, incluso siglos antes, así lo enseñaban los filósofos grecolatinos, como el mismo Platón, y defendían la ley del talión: “ojo por ojo y diente por diente”, que imponía un castigo consistente en hacer sufrir al delincuente un daño igual al que causó, y no tomarse la justicia por su mano.

Pero Jesús supera todo ese modo de actuar, y vas más allá, diciendo: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; y seréis hijos de Dios, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos”. La razón que da Jesús es la de ser misericordiosos como nuestro Padre Dios es misericordioso, y concede el perdón a quien se arrepiente. Y termina diciendo: “Perdonad y seréis perdonados, porque se os medirá con la medida que uséis con los demás”.

 En cada celebración de la Eucaristía, el tema del perdón y de la misericordia están muy presentes. Comenzamos reconociendo que somos pecadores y que hemos sido y somos perdonados continuamente. Esto no nos ha de humillar, sino sentirnos personas queridas y valoradas. Poco antes de la comunión, en la oración del Padrenuestro, y cuando decimos la invocación “Cordero de Dios”, volvemos a pedir Dios el pe4dón y la paz; al saludarnos unos a otros dándonos la paz, estamos indicando que queremos vivir reconciliados con Dios y con los demás. Y como fruto de la Palabra que hemos escuchado y del Cuerpo de Cristo que recibimos en la Comunión, nos comprometemos a trabajar para construir la paz y la reconciliación en nuestro entorno.


 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


sábado, 15 de febrero de 2025

Día 16 febrero de 2025. Domingo VI del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Jeremías 17,5-8
  • Salmo r4esponsoral 1,1-4.6
  • 1ª Corintios 15,16-20
  • Lucas 6, 17.20-26

Las bienaventuranzas reflejan las actitudes y el estilo de vida del mismo Jesús. Él decidió vivir pobremente, compadeciéndose del sufrimiento de los más pobres, lo que le valió ser odiado y condenado por los que estaban hartos.

En la primera lectura que leemos hoy, el profeta jeremías dice también que serán dichosos los que confían en el Señor. Y lo expresa con una imagen: “serán como árbol plantado junto al agua, que extiende las raíces y da fruto abundante”. A su alrededor todo será verdor y alegría. Y llama “malditos” a quienes confían solo en el hombre, apartando su corazón del Señor. Los que así proceden atraen toda clase de males para sí y para el mundo. Desde el evangelio nos preguntamos: ¿en quién confía nuestro corazón?  o ¿Qué nos atrae con tanta fuerza que nos resistimos a cambiar? ¿La comodidad, el placer, el dinero, nuestros intereses egoístas? 

Para hacer posible su proyecto, Dios cuenta con nosotros, y lo hacemos cuando aliviamos la pobreza de los pobres obrando justamente, cuando tendemos la mano y ayudamos a saciar el hambre y sed de los pueblos, cuando damos cariño a los tristes, atención y cercanía a los enfermos, cuando defendemos y somos solidarios de los maltratados.

La práctica de la solidaridad y de las obras de caridad nos conducen a vivir las bienaventuranzas de manera compartida. Dice el refrán que “amor con amor se paga”. Quien cree que Dios es amor y que le ama, necesariamente tiene que amar a los demás, cómo nos asegura el apóstol Juan: “El que ama, ese ha nacido de Dios”.

En los gestos de solidaridad y entrega se cumple lo que parecía imposible, pero son los caminos que solo Dios conoce. Pongo como ejemplo la solidaridad en el caso de la DANA, de hace poco más de 3 meses, donde tantos miles de voluntarios, vecinos, fuerzas del orden, militares, ayudas económicas de familias y empresas, han hecho y están dando vida a los damnificados. A tales personas Jesús les dice “Dichosos vosotros, porque lo que hacéis con los que sufren, lo hacéis conmigo”.


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINCAL DIOCESANA

 


sábado, 8 de febrero de 2025

Día 9 febrero de 2025. Domingo V del Tiempo Ordinario. Manos Unidas.

 


LECTURAS

  • Isaías 6,1-2a..3-8
  • Salmo responsorial 
  • 1 Corintios 15,1-11
  • Lucas 5,1-11


    El evangelio nos muestra  cómo, una vez terminada la predicación con la gente, Jesús se dirige a Simón Pedro y compañeros pescadores, con una proposición: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. Jesús no era pescador ni conocía las costumbres del lago. Simón Pedro y compañeros sí conocen el lago palmo a palmo y eran expertos en el arte de la pesca. Simón manifiesta a Jesús el fracaso de toda una noche de pesca: “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada”; pero confía en la palabra de Jesús, y en su nombre echó las redes, obteniendo tal cantidad de peces que “hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano”. Simón Pedro se sintió indigno y reconoce la grandeza de Jesús, diciendo: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”. Jesús no quiere unos discípulos replegados, sino llenos de entusiasmo, y así le dice a Simón Pedro: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Le propone que, en adelante, ya no van a servir las redes del lago, sino que tendrá que lanzar las redes del Evangelio, que es lo que significa “ser pescador de hombres”.

     Termina el Evangelio diciendo: “Entonces sacaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron”; es decir, se convirtieron en discípulos permanentes de Jesús. Y se fueron con él, y con él aprendieron el nuevo oficio, viendo y oyendo lo que hacía Jesús por las aldeas y ciudades de Palestina. De sus labios recibieron los consejos para la misión de salir al encuentro de los hombres y mujeres, siempre con la mano tendida, sin prejuicios. De los labios de Jesús escucharon hablar del Padre, que era el todo de su vida, y junto a Jesús llegaron hasta el Calvario y lo vieron sobre la Cruz, y cuando creían que todo estaba perdido, lo reconocieron resucitado. Fue también una mañana a orillas del lago, cuando Jesús se hizo presente a sus discípulos, después de no pescar nada durante la noche.  Y ellos con el encargo de Jesús, dejaron su tierra, sus familias, y se convirtieron en sus apóstoles anunciando el Evangelio a todos los pueblos.

     En la vida de las personas, y, por tanto, de los cristianos, de muchas maneras Jesús nos dice: “rema mar adentro”; es decir, Dios nos pide cierto silencio interior, en el que nos habla al corazón.  Y si estamos abiertos a la llamada de Jesús, será el Espíritu Santo quién nos marque el momento y lugar de echar las redes, como hemos escuchado en Simón Pedro y sus compañeros. Y si nuestra vida está movida por el Espíritu de Jesús, se notará en el entusiasmo que ponemos. 

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA


domingo, 2 de febrero de 2025

Día 2 febrero de 2025. Presentación del Señor. Jornada de la Vida Consagrada.

 


LECTURAS

  • Malaquías 3, 1-4
  • Salmo responsorial 23,7-10
  • Hebreos  2,14-18
  • Lucas 2, 22-32

    El evangelio no da detalles sobre el rito de la presentación del Niño, sin embargo, destaca el protagonismo de dos personas ancianas muy sencillas, Simeón y Ana. Estos personajes no eran funcionarios del templo, sino personas que mantenían viva en su corazón la esperanza de la venida del Mesías. De alguna forma, Dios les inspiró para descubrir, en medio de tantos otros niños y rituales que allí se realizaban, que aquel niño humilde que llevaban María y José venía de Dios.

     Simeón y Ana son dos figuras que representan aquellas personas que, en una vida de silencio y oración, buscan descubrir la presencia de Dios en el mundo. Santa Teresa de Jesús comentando esta escena evangélica, pone a Simeón y Ana como prototipos de quienes, consagrados o consagradas al Señor, perseverantes en la oración, desean encontrarse con Él, y por la gracia del Espíritu Santo ven cumplida su esperanza.

    Esta fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, nos lleva a tener presente en nuestro recuerdo y oración a tantos cristianos y cristianas que viven su bautismo con una consagración especial: son los religiosos y religiosas de congregaciones, institutos seculares y asociaciones de vida apostólica. “Peregrinos y buscadores de esperanza” es el Lema de esta Jornada de la Vida Consagrada, que la Iglesia celebra en este día de la Presentación del Señor. Los religioso y religiosas son cristianos que caminan por la vida siguiendo a Jesús, junto con los demás cristianos, siendo “Iglesia en salida”, como dice el Papa, viviendo la misión según la luz que es Jesús, concretado en la tarea misionera propia de cada congregación.

     Simeón reconoce que  Niño es “luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel”. Jesús es la luz que nos ilumina en medio de las oscuridades que hay en nuestro mundo y también dentro de nuestros corazones. La luz de Jesús no es la luz de la inteligencia del saber académico, sino la luz  del amor, que nos hace amar a los otros, iluminándolos con su amor.



LECTIO DIVINA PARROQUIA  SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

 

 

 

 

 

 

 

 


lunes, 27 de enero de 2025

Día 26 enero de 2025. Domingo III del Tiempo Ordinario. Domingo de la Palabra.

 


LECTURAS

Nehemias 8,2-4a.8-10
Salmo responsorial 18, 8-10.15
1 Corintios 12,12-30
Lucas 1,1-4; 4,14-21



      La proclamación de la Palabra o lectura personal del Evangelio tienen la misión de ir transformando nuestras vidas, pasando de ser no creyentes a ser creyentes en el Dios de Jesucristo, porque la Palabra nos abre a la fe. Y siendo creyentes la Palabra nos ayuda a conocer cómo vivir nuestra condición de hijos de Dios y discípulos de Jesús, ya que Jesús es el testigo del Padre, es la Palabra eterna que está junto a Dios, y es Dios. Por ello, dirá Jesús ante sus discípulos, horas antes de su muerte, respondiendo al apóstol Felipe: “Tanto tiempo que estoy con vosotros y, ¿aún no me conoces, Felipe?; quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. Lo que yo os digo, no lo hablo por cuenta propia… Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras”.

     La Palabra de Dios es buena noticia, como hemos leído en Nehemías, porque quiere transmitirnos la alegría y el coraje que dan saber que Dios nos ama y está contento de que seamos hijos suyos y miembros de su pueblo. Por tanto, escuchar y acoger la Palabra es escuchar y acoger a Jesús mismo, quien ha venido a traer definitivamente buenas noticias de parte de Dios a los desvalidos, a los cautivos, a los ciegos, a los oprimidos, cómo dijo en la sinagoga de Nazaret.

      Quienes acogemos a Jesús formamos su familia o comunidad, como nos ha recordado San Pablo en la 2ª lectura: cada bautizado es importante; somos distintos miembros de un mismo cuerpo en el que Jesucristo es su Cabeza, y dónde todos, cada uno viviendo nuestra condición de cristianos, nos sentimos solidarios de las alegrías como de los sufrimientos de quiénes lo formamos.

     Cuando recitamos el Credo, cada domingo a una sola voz, es una respuesta comunitaria a la Palabra proclamada y recibida, manifestando nuestra comunión con Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y comunión con todos los cristianos.


LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

viernes, 17 de enero de 2025

Día 19 enero de 2025. Domingo II del Tiempo Ordinario.

     LECTURAS

  • Isaías 62,1-5
  • Salmo responsorial 95, 1-3.7-10
  • 1 Corintios 12,4-11
  • Jn 2,1-11

      Leemos en el evangelio que “había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda”.
María se adelantó para colaborar en los preparativos de la boda, probablemente porque alguno de los contrayentes eran parientes cercanos. Jesús y sus discípulos también estaban invitados; no estaban allí como María, sino que vienen de fuera a la boda.
      Maria, en cambio, ha ido, no solo como invitada, sino también como mujer que colabora en los preparativos de la boda. María trajinando entre los fogones y las salas del banquete, de ahí que se diera cuenta de qué iba escaseando el vino para mantener la fiesta hasta el final.  De faltar vino hubiera sido una vergüenza para los novios y, tal vez, la crítica de los invitados. Por ello María vio que tenía que hacer algo, Y sin pensarlo dos veces, le dice a Jesús: “No les queda vino”. María conoce bien a su hijo y sabe que basta poner ante él la necesidad para que su amor compasivo se active; cuántas veces se dice en el evangelio de Jesús que se compadeció de tal o cual persona, o de la multitud. Jesús nunca pasa de largo ante la necesidad. Y María consigue que el amor compasivo de Jesús se manifieste. Y así termina el evangelio diciendo: “Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él”.
       Todos tenemos nuestra misión en la vida, y como nos ha recordado San Pablo en la segunda lectura, para realizarla contamos con los “carismas” o dones que Dios nos da. Un ejemplo es la Virgen María, de quien recordamos que cuando Dios le encomendó la misión de ser la madre de Dios hecho hombre, Jesús, respondió diciendo: “He aquí la sierva del Señor, ¡hágase en mí según tu palabra!”. El carisma o don de María fue la de servidora en las cosas más humildes, sirviendo como madre, sirviendo a Isabel su pariente ya mayor y embarazada..
      San Pablo con sus palabras, en la 2ª lectura, nos ayuda a reflexionar diciéndonos que en cada grupo cristiano todo bautizado es importante y necesario, todos tenemos cualidades, y hay diversidad de cualidades, y lo importante es ponerlas al servicio de los demás para que esa comunidad o grupo crezca.
 Si somos cristianos debemos identificarnos con Cristo, quien dijo: “El que quiera ser primero, que sea el servidor de los demás como el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir".

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 
 
 
 

sábado, 11 de enero de 2025

Día 12 enero de 2025. Domingo del Bautismo del Señor.



 

LECTURAS

Isaías 42, 1-4.6-7

Salmo responsorial  28, 1-4.9b-10

Hechos 10, 34-38

Lucas 3, 15-16.21-22



       Hoy el gran tema del evangelio es el bautismo de Jesús, a manos de Juan Bautista, que supuso un cambio radical en su vida. El bautismo que realizaba Juan era simplemente un gesto penitencial, símbolo de conversión. No era un sacramento como nuestro bautismo cristiano, ni producía el mismo efecto.

     Jesús, como uno más del gentío, se pone en la fila de los que van a ser bautizados. ¿Tiene sentido que Jesús, qué es Dios, que no tiene pecado, se deje bautizar por Juan? La única explicación está en que Jesús que no conoce pecado alguno, no es ajeno al sufrimiento de los pecadores, por eso se solidariza colocándose entre los que se saben necesitados de perdón y misericordia. El mismo Juan Bautista, una vez que pasó Jesús cerca de él y de sus discípulos, lo señaló diciendo: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Jesús, durante el bautismo en el Jordán, sintió humanamente toda la presencia de Dios Padre que lo envolvía, y oía en su interior la palabra que el Padre le repetía desde siempre: “Tú eres mi Hijo, amado”; tú eres toda mi alegría.

       A partir del bautismo, Jesús comienza una etapa nueva en su vida y en su misión salvadora. A partir de esa experiencia, Jesús cura a los enfermos, toca a los leprosos, levanta a los paralíticos, defiende a los pobres y acoge en su mesa a los pecadores. De forma resumida lo expresa el Apóstol Pedro en la segunda lectura: “Pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

       El bautismo de Jesús y las palabras “Tú eres mi hijo amado”, remiten a nuestro propio bautismo dónde recibimos el Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios y nos introduce en la vida cristiana o familia de Dios. 


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

domingo, 5 de enero de 2025

Día 5 enero de 2025. Domingo II de Navidad.

 

LECTURAS

  • Eclesiástico 24, 1.2.6.8-12
  • Salmo responsorial  147, 12-15.19-20
  • Efesios 1, 3-6.15-18
  • Juan 1, 1-18

  •      La luz que es Jesucristo enciende en nosotros la fe que nos mueve a reconocer a Dios como Padre y a vivir como hijos. Así nos lo dice el evangelio: “A cuántos le recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”. San Pablo concreta esto mismo, cuando nos dice en la 2ª lectura: “Dios nos ha destinado, antes de la fundación del mundo, a ser sus hijos por medio de Jesucristo”. Y en otra de sus cartas, lo expresa con la imagen de “hijos de Dios por adopción”, por mediación de Jesucristo.

          El nacimiento de Jesucristo provoca una relación de solidaridad de Dios con la humanidad. Dios se hace tan cercano a la humanidad que nos adopta como hijos, sí creemos en Jesucristo. Esto que Jesús nos trae con su encarnación y nacimiento se hace realidad para cada uno por el bautismo y la fe vivida en el día a día.  Pero, además, la Encarnación de Jesucristo nos permite mirar a los demás con ojos nuevos: porque si todos somos hijos del mismo Padre Dios, entonces también somos hermanos unos de otros. De aquí la necesidad de preocuparnos más de los demás, haciendo posible que todos lleguen a creer en Jesucristo para que reconozcan a Dios como Padre y vivan en consecuencia.

  • LECTIO DIVINA  DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

  • HOJA DOMINICAL DIOCESANA