Hoy tenemos la tentación de pensar que el problema de los demás no es mi problema, tentación que también tuvieron los primeros discípulos, quienes ante la multitud cansada y hambrienta dicen a Jesús: "Despide a la gente; que vayan a las aldeas a buscar alojamiento y comida". Pero Jesús los implica para darles de comer, y los apóstoles obedeciendo a Jesús ponen manos a la obra, y colaboran para dar de comer a la multitud hasta quedar saciados. En consecuencia, celebrar la Eucaristía y comulgar ha de llevar a una forma de vivir al estilo de Jesús. Participar en la Eucaristía y en la Comunión implica voluntad de convertirnos en eucaristía, es decir, tener el coraje como Jesús de vivir para los demás a fin que los demás también vivan.