sábado, 2 de agosto de 2025

Día 3 agosto de 2025. Domingo XVIII del Tiempo Ordinario.


LECTURAS

  1. Eclesiastés 1,2; 2,21-23
  1. Salmo responsorial 89, 2-6.12-13
  1. Colosenses 3, 1-5.9-11
  1. Lucas 12,13-21


El dinero tiene su función en la vida, pero para saberlo utilizar hay que tener también otros valores: la fe, la solidaridad, la estima, sentido del bien común.

En la parábola del evangelio hay una frase que se dice a sí mismo el hombre rico, lleno de satisfacción:” Tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.

 Las ambiciones son insaciables, especialmente en el mundo de las riquezas y del poder. Si hacemos un recorrido por el mapamundi, ya vemos la de conflictos armados, países con nombre propio en guerra, hambrunas crónicas, exterminios humanos selectivos, millones de personas desplazadas que tienen que huir de la tierra que los vio nacer, porque el poder político, económico, ideológico, les obliga a marcharse como sea, o si se quedan, la opción es vivir en esclavitud permanente o morir.

El evangelio de hoy nos advierte de la debilidad de las cosas materiales.  Ante la pregunta de uno que pide a Jesús que intervenga en su favor, Jesús no da una respuesta concreta de qué se “debe hacer”, sino que, dirigiéndose a toda la muchedumbre, con una parábola, muestra los criterios según Dios, criterios que miran a tener en cuenta al hermano, no solo al hermano de sangre, sino a todo ser humano, hijos del mismo Padre Dios. Los bienes deberían ser simplemente un instrumento para compartir la vida y servir al bien común.

 Con poco que observemos, nos damos cuenta de que sufrimos el acoso continuo de los criterios de este mundo, que nos propone opciones alejadas o contrarias al Evangelio.

El Evangelio no es un código que se impone desde fuera: “Di a mi hermano que reparta la herencia conmigo”, sino una luz que habla en nuestro interior para que cada uno despierte, y decida por su cuenta.

Por ello, San Pablo, recordando nuestra condición de bautizados, nos aconseja: “Buscad los bienes de arriba, no los bienes de la tierra, porque por el bautismo vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros, para que cuando aparezca Cristo, también aparezcáis gloriosos juntamente con él”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE ALMANSA