sábado, 9 de agosto de 2025

Día 10 agosto de 2025. Domingo XIX del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Sabiduría 18, 6-9
  • Salmo responsorial
  • Hebreos 11,1-2.8-19
  • Lucas 12,32-48


     Pienso que todos damos por sentado que una persona normal vive en un acto continuo de confianza en la vida, en la familia, en las personas con las que convive, con las que trabaja, confía en las instituciones, confía en Dios. Así, lo propio es que la pareja de casados confíe uno en el otro, que los hijos confíen en sus padres, los hermanos entre sí. Los padres confían sus hijos a un colegio, a unos maestros que, se supone, tienen algunos criterios sanos. Confiamos en el médico que nos atiende. Confiamos en los amigos. Confiamos en el sacerdote. Confiamos en quien conduce el autobús, aunque a veces nos llevemos un susto por un frenazo o arranque brusco. Confiamos en que los alimentos y los medicamentos están en buen estado, etc.

     La confianza, y por tanto la fe, es una actitud en la vida que construye personas con sentido. La confianza es una actitud interior, que descansa en Dios. Nos lo dice Jesús en el Evangelio de hoy: “No temas pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”. Dios nos ha puesto en la existencia para que participemos de su Vida, a la que Jesús llama “reino”. Ese es el tesoro que Jesús nos ha revelado, y hacia el que tenemos que caminar.  El fundamento de nuestra fe cristiana es la confianza en el amor y bondad de Dios, como afirmó Jesús en su despedida de los discípulos: “Creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas y voy a prepararos sitio, para que donde yo estoy, estéis también vosotros, mis discípulos”. ¡No temáis!, no perdáis la calma, confiad”, repite con frecuencia Jesús. 

        En la vida nos puede pasar de todo, porque somos humanos, y, por tanto, tenemos limitaciones. En consecuencia, tendremos problemas, crisis, pecados, sufrimientos, enfermedades, muerte. Por ello, nos repite Jesús: “No temas, pequeño rebaño”. Cuando uno confía, se fía de Jesucristo, sobre todo, en las situaciones límite, entonces se halla una paz en su alma y descansa. 

La fe es un tesoro, es un regalo que, como tal, hemos recibido gratis. Pero, ¿Qué pasa si nos hacen un regalo, bien envuelto en papel, lo recibimos, lo guardamos y no lo abrimos? Pues que no podemos saber de qué se trata, ni podemos disfrutarlo, de forma que  es como si no lo hubiéramos recibido. Esto es lo que ocurre a una mayoría de bautizados: que han recibido el regalo de la fe, pero no lo conocen ni lo disfrutan. El resultado es que hay muchos bautizados, pero pocos convencidos y convertidos.

    En el Evangelio, hay un momento en que Jesús dice: “Donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”. Es verdad, lo que es de gran valor para nosotros, allí ponemos nuestra mente, nuestro interés y esfuerzo, para mantenerlo y hacerlo crecer. Nuestra fe cristiana es el gran regalo que Dios nos da, y la fe significa confianza en el Dios de Jesucristo, que nos ama, nos busca para hacernos partícipes de su propia Vida y alegría, y eso de manera plena y eterna. Pero el Señor espera que respondamos de buen grado, es decir libremente. Por eso Jesús nos invita a que, en el día a día, estemos preparados, vigilantes, para que cuando Él llegue y nos llame, entremos con Él en la alegría del Reino de Dios.

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA






 alimentos y los medicamentos están en buen estado, etc.

sábado, 2 de agosto de 2025

Día 3 agosto de 2025. Domingo XVIII del Tiempo Ordinario.


LECTURAS

  1. Eclesiastés 1,2; 2,21-23
  1. Salmo responsorial 89, 2-6.12-13
  1. Colosenses 3, 1-5.9-11
  1. Lucas 12,13-21


El dinero tiene su función en la vida, pero para saberlo utilizar hay que tener también otros valores: la fe, la solidaridad, la estima, sentido del bien común.

En la parábola del evangelio hay una frase que se dice a sí mismo el hombre rico, lleno de satisfacción:” Tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.

 Las ambiciones son insaciables, especialmente en el mundo de las riquezas y del poder. Si hacemos un recorrido por el mapamundi, ya vemos la de conflictos armados, países con nombre propio en guerra, hambrunas crónicas, exterminios humanos selectivos, millones de personas desplazadas que tienen que huir de la tierra que los vio nacer, porque el poder político, económico, ideológico, les obliga a marcharse como sea, o si se quedan, la opción es vivir en esclavitud permanente o morir.

El evangelio de hoy nos advierte de la debilidad de las cosas materiales.  Ante la pregunta de uno que pide a Jesús que intervenga en su favor, Jesús no da una respuesta concreta de qué se “debe hacer”, sino que, dirigiéndose a toda la muchedumbre, con una parábola, muestra los criterios según Dios, criterios que miran a tener en cuenta al hermano, no solo al hermano de sangre, sino a todo ser humano, hijos del mismo Padre Dios. Los bienes deberían ser simplemente un instrumento para compartir la vida y servir al bien común.

 Con poco que observemos, nos damos cuenta de que sufrimos el acoso continuo de los criterios de este mundo, que nos propone opciones alejadas o contrarias al Evangelio.

El Evangelio no es un código que se impone desde fuera: “Di a mi hermano que reparta la herencia conmigo”, sino una luz que habla en nuestro interior para que cada uno despierte, y decida por su cuenta.

Por ello, San Pablo, recordando nuestra condición de bautizados, nos aconseja: “Buscad los bienes de arriba, no los bienes de la tierra, porque por el bautismo vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros, para que cuando aparezca Cristo, también aparezcáis gloriosos juntamente con él”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE ALMANSA

 

 

 

sábado, 26 de julio de 2025

Día 27 julio de 2025. Domingo XVII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Génesis 18,20-32
  • Salmo responsorial
  • Colosenses 2, 12-14
  • Lucas 11,1-13


Los discípulos, en su oración no habían experimentado plenamente la presencia de Dios en su corazón, sino que era una oración por cumplimiento, por miedo o para  ver de sacar algo, como nos pasa a muchos cristianos.

Sin embargo, Jesús les enseña una oración que debe salir del corazón: el “Padre nuestro…”. Las 3 primeras peticiones del “Padrenuestro” tienen por objeto la gloria de Dios: “santificación del nombre, la venida del Reino de Dios y el cumplimiento de la voluntad divina. Pero también, la segunda parte, se preocupa de todo lo que necesita el ser humano: pan, perdón, tentación, liberación del mal, porque solo así podremos construir el Reino de Dios y hacer su voluntad.

La oración que nos enseña Jesús es una oración de proximidad paternal y de confianza filial, que nos implica a estar junto a Dios y vivir como hijos suyos en un clima de fraternidad.

 La oración, para el cristiano, ha de ser como el aire que respira. Lo vemos en Jesús que ora en todo momento porque sabe que todo proviene de Dios, y por eso busca momentos de silencio y oración. Hoy día, más que en otros tiempos, vivimos una vida agitada, con el peligro de vivir en la superficialidad, por eso necesitamos poner orden y dirección en nuestra vida, en nuestras acciones.

La oración nos dirige hacia Dios, y por eso Jesús nos dice que al rezar digamos “Padre”, porque Dios es alguien que nos ama, nos conoce, nos acompaña, nos recibe, nos escucha, y nos acoge. Dirigimos nuestra oración hacia él para incrementar la confianza en aquel que sabemos que siempre nos acompaña, y que nunca nos dejará.  Es famosa la frase de Santa Teresa de Jesús, quien dijo que “orar es tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama". 

 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 


sábado, 19 de julio de 2025

Día 20 julio de 2025. Domingo XVI del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Génesis 18, 1-10a
  • Salmo responsorial
  • Colosenses 1, 24-26
  • Lucas 10, 38-42


    Para entender el verdadero sentido del evangelio de hoy, no debemos olvidar el contexto: Jesús va de camino a Jerusalén, tiempo en el que se dedica a formar más intensamente a sus discípulos, y este relato del episodio en Betania, casa de Marta y María, intenta presentar el perfil de aquellos que quieren seguir a Jesús.

     No debemos interpretar el texto como una condena de la queja de Marta. Es solo el contrapunto para resaltar la necesidad que todo cristiano tiene de escuchar al único Maestro, Jesús, y esa en la actitud de María que escucha a los pies de Jesús, porque si no se escucha a Jesús, no se le puede conocer, y menos seguirlo.

  No tiene ningún sentido sacar de este relato, una distinción entre la vida contemplativa y la vida activa. Tampoco establecer una oposición, ni buscar una superioridad de la vida contemplativa sobre la vida activa. No es correcto el interpretar este evangelio como indicativo de dos clases de cristianos, unos que se dedican a la vida activa y otros a la contemplativa.

     Marta se queja porque le parece que María está perdiendo el tiempo, puesto que está a los pies de Jesús escuchándolo. Solo tiene en cuenta que retrasa los preparativos de la comida para Jesús y discípulos. Jesús no critica a Marta por estar ocupada, sino por estar inquieta por algo que en aquel momento tiene menos importancia. Tampoco dice que lo que hace Marta sea malo. Dice: "María ha escogido la parte mejor", lo cual significa que lo que hacía Marta era también bueno.

    El mensaje es que toda acción verdaderamente cristiana debe nacer del encuentro con Jesús, que se realiza en momentos de oración como es la escucha de su palabra y la vivencia de los sacramentos. Si recordamos, el domingo pasado, terminaba el evangelio diciendo Jesús al maestro de la Ley: "Anda, y haz tú lo mismo".

     Del evangelio se deduce que no puede darse un amor a Dios directo, si no se refleja en el amor a los demás. Aplicado al tema que nos ocupa, hay que decir que no puede haber auténtica oración si no se manifieste en la acción. Y si se hace una oración sin acción, entonces se convierte en falsa ilusión.

     Recordemos aquello que dijo Jesús: "el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio, que edificó su casa sobre arena". Edificar sobre roca es escuchar y obrar en consecuencia. Por lo tanto, para actuar con verdadero sentido cristiano, debemos primero escuchar a Jesús y descubrir en su vida y enseñanzas los motivos de la acción. Esto, que parece tan sencillo, es la clave para entrar en la dinámica del mensaje de Jesús.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 



sábado, 12 de julio de 2025

Día 13 julio de 2025. Domingo 15 del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Deuteronomio 30,10-14
  • Salmo responsorial 68,.17.30-31.33-34.36ab.37
  • Colosenses 1, 15-20
  • Lucas 10, 25-37

El evangelio de hoy nos ofrece la parábola del buen samaritano, que todos conocemos. El contexto del relato nos permite descubrir por qué Jesús ofrece esta parábola. Toda ella es un diálogo entre un maestro de la Ley que conoce bien las Escrituras y Jesús.  Pero la intención de dicho maestro era poner a prueba a Jesús. No es la única vez que a Jesús lo quieren poner a prueba las autoridades religiosas de Israel.

Jesús comienza a contar la parábola del “buen samaritano” y, como hacía siempre al contar una parábola, pretende dar un mensaje central, extrapolando el ejemplo y los personajes con la intención de qué se note dicho mensaje. En este caso, justo los que pasan primero y ven al hombre caído en el camino son el sacerdote y el levita. Se esperaría que ellos lo hubieran socorrido, pero no lo hacen, seguramente porque hubieran quedado manchados al tocar la sangre del herido y no habrían podido celebrar el culto en el templo. Según la ley, ellos hacen lo correcto. Pero Jesús presenta al tercer personaje, un samaritano, despreciado por los judíos, y es él quien lo socorre y lo hace con una generosidad desbordante “hasta que quede curado”.

      A la luz de este relato, Jesús contesta preguntando al maestro de la Ley: ¿Quién actúo como prójimo? Y el maestro de la Ley responde: “El que tuvo compasión de él”. Es decir, Jesús no le dio la respuesta, sino que permitió que él mismo la formulara y, entonces, le invita a hacer lo mismo que el hombre de la parábola, si quiere ser prójimo.

  La parábola mantiene totalmente la vigencia para nosotros, hoy, porque no se trata tanto de saber quién es el prójimo, sino saber hacerse prójimo y, no solo con los del propio círculo o que creemos cumplen los preceptos divinos, sino con los que lo necesitan, sin importar su condición social, étnica, religiosa, etc. El mensaje y llamada de Jesús es a hacernos prójimos de los excluidos de la tierra; vivir y actuar así es hacerse merecedor de la vida eterna, porque como dijo Jesús “Lo que hacéis a uno de estos pequeños mis hermanos, a mí me lo hacéis”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

PARROQUIA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

 

HORARIOS DE MISAS EN VERANO

(de junio a finales de septiembre)

 

 

-La Misa durante la semana, de martes a sábado, es a las 20:00h.

 

-La Misa del domingo es a las 11:30 h.

 

Dibujo animado de un personaje de caricatura

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sábado, 21 de junio de 2025

Día 22 junio de 2025. Corpus Christi. Día de Cáritas.

 


LECTURAS

  • Génesis 14, 18-20
  • Salmo responsorial 33,8-13
  • 1 Corintios 11,23.26
  • Lucas 9, 11b-17


      Recordando la última Cena en el evangelio de Juan, antes de dar su Cuerpo, Jesús honró el cuerpo de sus discípulos, lavándoles los pies y les pidió que hicieran ellos lo mismo, lavarse unos a otros, es decir, ser servidores los unos de los otros, Jesús tenía tanto interés en entregar su Cuerpo como en hacer que la lógica de la entrega mutua funcionara entre los miembros de su comunidad, a los cuales Pablo llamó «Cuerpo de Cristo».

     En la mesa de Jesús hay sitio para todos. En el evangelio, los discípulos dicen a Jesús “¡Despide a la gente! ¡Que vayan a buscar alojamiento y comida!”. Jesús les había hablado sobre el Reino de Dios, había curado a sus enfermos. A los Apóstoles les parecía suficiente que Jesús les hablara. Pero Jesús sentía la necesidad de algo más. Les pide a sus apóstoles que lleven la hospitalidad hasta el extremo. Se lo pide con propuesta imperativa: «¡Dadles vosotros de comer!». Su respuesta es: «¡No tenemos para tan gran gentío!» Para Jesús nada hay imposible. Solo es cuestión de mirar al Cielo y desde allí recibir la bendición del Dios Abbá. La bendición llega a los panes y a los peces a través de las manos de Jesús. La forma de realizarlo nos recuerda lo que hizo en la última Cena, con los Apóstoles. Y en el evangelio de hoy, vemos que de las manos de Jesús el pan pasa a las manos de los discípulos, y desde las manos de los discípulos a las manos de la gente. “Comieron todos y se saciaron”, dice el evangelio. Esto aplicado a nosotros significa que Jesús no quiere nos limitemos nuestras celebraciones a una liturgia de la Palabra sin Eucaristía, ni un encuentro sin llevar a culmen la hospitalidad.

    Hoy es la Fiesta del Corpus, y tenemos que preguntarnos: ¿Está cambiando algo entre nosotros? Hoy Jesús se sienta con nosotros a la Mesa. Repite los gestos de la última Cena. Resume ante nosotros todo el entramado de su vida. Vuelve en cada celebración eucarística y Jesús pone sobre el altar el Cuerpo entregado, el Cuerpo que ama sin límites, que unifica. 


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

LECTIO DIVANO DE SAN ISIDRO DE ALMANSA