La Palabra de Dios nos exige estar despiertos y no acomodarse en el "ya me lo sé", ni limitarse a la rutina de siempre. Por parte nuestra conviene hacer oración propia lo que hemos dicho en nuestra respuesta en le salmo responsorial: "Señor, enséñame tus camino, instrúyeme en tus sendas".
Preparamos la venida del Señor abriendo nuestro corazón para que él nos enseñe el verdadero camino que nos disponga a formar parte de su reino