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sábado, 26 de mayo de 2018
Día 27 de Mayo. Domingo de la Santísima Trinidad
domingo, 20 de mayo de 2018
Día 20 de Mayo. Domingo de Pentecostés
LECTURAS
- Hechos 2, 1-11
- Salmo responsorial 103
- 1 Corintios 12, 3b-7.12-13
- Juan 20, 19-23
Celebrar hoy Pentecostés es trasladarnos a aquellos comienzos cuando el Espíritu de Jesús, se puede decir que invadió e impulsó a los discípulos a anunciar el Evangelio, y llenos de alegría pusieron manos a la obra, con la fuerza de dicho Espíritu.
Donde está Dios (Espíritu) no puede haber violencia, y cuando ésta aparece es que allí no está Dios. Por eso cuando hay conflictos, injusticias, mentira, Dios está ausente porque se le cierra la puerta, y como Dios es un "señor" muy educado, no entra y respeta nuestra libertad.
Cuando Dios está presente se nota en los frutos, que siempre se traduce en mayor humanidad y preocupación por los demás.
Desde Pentecostés, Jesucristo Resucitado esta permanentemente en nosotros, aunque no físicamente visible, pero actúa a través del Espíritu Santo, como él mismo dijo: "El Padre y yo enviaremos el Espíritu Santo, el Defensor; él os ayudará a entender lo que yo os he enseñado".
Según San Pablo los frutos del espíritu sin: amor, alegría, paz, paciencia, bondad, lealtad , modestia, domino de sí. También nos dice en la segunda lectura que: "El Espíritu se manifiesta en cada uno para el bien común del cuerpo" que es la Iglesia; y podríamos añadir: y para el bien común de la humanidad.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: ASÍ TAMBIÉN OS ENVÍO YO.
QUIERO VER: PUEDES SENTIRLO
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
Primeras Comuniones 19 Mayo 2018
sábado, 12 de mayo de 2018
Día 13 de Mayo de 2018. Domingo de la Ascensión del Señor
LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 1,1-11
- Salmo responsorial 46
- Efesios 4, 1-13
- Marcos 16, 15-20
La escena plástica de la Ascensión del Señor pone de relieve lo que significa la Resurrección: el triunfo de Jesús resucitado, de modo que lo que parecía un fracaso, la muerte en la la cruz, sin embargo fue el paso por el que Jesús entra a participar de la gloria y vida de Dios de modo definitivo, como decimos en el Credo: "Subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre".
La Palabra de Dios que escuchamos hoy nos indica el fin de la etapa humana e histórica de Jesucristo, una vida hecha de fidelidad a la voluntad de Dios, una vida en coherencia con los planes de Dios que llega a plenitud y termina junto a Dios, de donde salió para encarnarse, haciéndose hombre , ofreciendo la salvación al mundo, esto es, que todo hombre y mujer pueda participar de la vida de Dios, vida feliz y eterna.
En consecuencia, esta fiesta, para nosotros es una fiesta de esperanza porque nos habla y apunta a nuestra meta definitiva, pues nuestra vida está orientada hacia Dios. Él cuenta con nosotros para formar la gran familia de los salvados. Así lo dijo Jesús: "El que cree en mí aunque muera vivirá", y también: "En la casa de mi Padre hay muchas estancias... Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que dónde yo estoy, estéis también vosotros".
Al final de Hechos hay una frase muy significativa: "Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Y en el evangelio otra frase también indicativa: "id al mundo entero y proclamad el Evangelio..." Todo lo cual lo podemos interpretar como que nosotros somos los herederos de aquellos primeros discípulos, y que no podemos estar mirando al cielo y olvidar la tierra, al contrario, mirar al cielo y al mismo tiempo recorrer los caminos del mundo de la mano de Dios. Mirar al cielo significa que Jesús está a nuestro lado y nos anima en la misión: "Y el Señor cooperaba con ellos, confirmando la palabra con las señales que les acompañaban"
Al final de Hechos hay una frase muy significativa: "Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Y en el evangelio otra frase también indicativa: "id al mundo entero y proclamad el Evangelio..." Todo lo cual lo podemos interpretar como que nosotros somos los herederos de aquellos primeros discípulos, y que no podemos estar mirando al cielo y olvidar la tierra, al contrario, mirar al cielo y al mismo tiempo recorrer los caminos del mundo de la mano de Dios. Mirar al cielo significa que Jesús está a nuestro lado y nos anima en la misión: "Y el Señor cooperaba con ellos, confirmando la palabra con las señales que les acompañaban"